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WELCOME MR. FORD

Por Claudia Sáiz Fotografías Gentileza Tom Ford - enero 8th, 2021

Una carrera cinematográfica por delante y el trabajo en su línea de ropa no son bastante para el polifacético y provocador diseñador. Ahora Ford dedica su talento también a los consejos de belleza.

¿Ha existido alguna vez un diseñador que se identifique tanto con sus productos como Tom Ford (Austin, 1961), primero como director creativo de Gucci y ahora con la marca que lleva su nombre, tanto en moda como en belleza? Exactitud en la confección, camisa blanca arrugada totalmente desabrochada, la piel bronceada en el punto adecuado, una chaqueta negra que parece esculpida sobre sus hombros, un aire de sacrificio voluntario a los rituales de una elegancia implacable y silueta perfecta del cuerpo. Unas señas de identidad y de estilo que lo identifican con solo hacer acto de presencia. He aquí el hombre que una vez reveló que hacía régimen desde los 13 años. “Mi imagen es un instrumento. La analizo con el mismo rigor con el que miro una imagen en un anuncio: ‘Esto está mal, esto está mal’. Soy consciente de su influencia en las ventas y de su potencial; soy la marca personificada. Ahora bien, ese no soy yo”, aseguró en su momento.

Tom Ford es un misterio. Parece un poco obsesivo-compulsivo cuando se miran los lápices rojos, afilados todos con la misma longitud, que hay sobre su escritorio, a pesar de que se niega a utilizar papel. Es un cúmulo de emociones, alguien que siente las cosas de una manera profunda. Y es uno de los diseñadores de moda y de belleza más innovadores. Llevar la ropa de Tom Ford creada hoy y lucir su maquillaje te convierten en una mujer del mañana, aunque su glamour sexy sea extremadamente tradicional. Aclamado como el más exacto indicador de los gustos comerciales del mercado de masas, su ropa, sin embargo, es famosa por estar hecha a la medida del individualismo, satisfaciendo los lujosos deseos de un reducido grupo de enérgicas mujeres. Es, además, el responsable de algunas de las imágenes más provocativas y polémicas de los últimos 20 años en el mundo de la moda. Siempre acierta con lo que hace: moda, cine, beauty, negocios. Su atención suprema al detalle, su inteligencia y su capacidad para concentrarse por completo en un proyecto son extraordinarias. Fue director creativo de Gucci durante más de 10 años y responsable de diseño en Yves Saint Laurent durante otros tres, remontando la marca, prácticamente en bancarrota, hasta llegar a convertirla en una de las casas más poderosas. También estableció un modelo de mercado para el conglomerado de tiendas, adquiriendo Balenciaga, Stella McCartney y Alexander McQueen para el grupo conocido hoy como Kering. A la fecha, posee más de 20 tiendas de ropa y Tom Ford Beauty, en la cartera de Estée Lauder, ha sido todo un éxito, con listas de espera por la cuidada distribución limitada de fragancias y pintalabios, sombra de ojos, productos para el cuidado de la piel –estuvo con un equipo tres años de investigación– y otros tesoros.

Tras presentar ‘Tom Ford Black Orchid’, una fragancia de alta gama y sensual, de acordes ricos y oscuros, se aventuró un año más tarde, en 2007, con ‘Private Blend Collection’, 12 aromas unisex. Esto solo era la antesala para su gran debut en 2011, Tom Ford Beauty, primero con una línea de color. En aquel momento era un celebrado director de cine con su película ‘Un hombre soltero’ y ¿no tenía otra cosa mejor que aventurarse con una línea de cosmética? Como él explica: “¿Has notado la cantidad de maquillaje que llevan ahora las chicas jóvenes? Es porque resulta más barato que comprar ropa. A mí me encantan los productos de belleza. En Gucci me pasaba días enteros trabajando con un maquillador para lograr que la presentación de las colecciones fuera impecable. Desde luego, nunca me ha atraído andar con zapatos altos de mujer, seguro que algunos deben doler. Tampoco vestir ropa de mujer ni ir de drag queen. Pero me tomo muy en serio el lanzamiento de una línea de maquillaje y todo lo que ello supone”. Resulta que Tom Ford es una mina en materia de consejos de belleza. Sugirió al actor Colin Firth que perdiera peso, contratara a un entrenador personal y cambiara su vestuario –por diseños de Tom Ford, naturalmente–, cosas que Firth cumplió diligentemente y en su totalidad. Para su línea beauty la arquitectura fue su punto de partida. “Tienes que entender la cara y compensar la construcción del rostro”. Y las estrellas de los años 70, como Jerry Hall, Mariel Hemingway y Bianca Jagger, sus musas, fueron sus referentes. ‘Natural’ nunca ha sido una palabra de Tom Ford, y no va a serlo. Comenzando con una ceja poblada: “Una bonita y gruesa ceja es la clave para una mirada juvenil. Y, a partir de ahí, el resto surge solo. La ceja te va a ir pidiendo lo que necesites”.

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