Para la colección pre-otoño 2025 de Ferragamo, Maximilian Davis se inspira en el Caribe y África Occidental: una paleta de colores tomada de las postales turísticas de paisajes caribeños, descubierta en folletos de los años ochenta, junto con la confianza expresiva de los retratos malíes de los setentas. A través del lente del minimalismo elegante y la artesanía italiana, el vocabulario que define a Ferragamo hoy en día, lo que emerge es una propuesta al mismo tiempo liberada y refinada. “Siento que, hoy en día, la gente se viste buscando comodidad: quieren que las prendas se sientan relajadas, inmediatas y fáciles de usar”, explica Davis. “Y esa forma de pensar es algo que quise traer al guardarropa de esta colección.”

Azules vivos se mezclan con tonos tierra, toques naturales y tropicales están presentes discretamente en todo: hojas de palma marcadas por el sol convertidas en estampados gráficos, o flecos de rafia aplicados como adorno en sandalias de cuero. Los suéteres de seda y algodón tienen un estilo tie-dye, “el emblema de las vacaciones de verano”, dice Davis, mientras que formas orgánicas aparecen como detalles en vestidos con frunces y sandalias gráficas. El corcho, un material clave en la herencia de Ferragamo desde que Salvatore lo usó por primera vez para el calzado en los años 30, se convierte en un tacón esférico en los zapatos (ahora en corcho, gamuza y metálicos galvanizados), mientras que el encaje delicado, el cual adorna tanto hogares caribeños como italianos, se distorsiona en formas orgánicas, casi alucinantes. En nuevas animaciones, la bolsa tejida alcanza su forma más elevada a través de intrincados Gancini de cuero entrelazados, suspendiendo una bolsa de lienzo con cordón en su interior.

Cortesía Ferragamo

Por otro lado, el glamour de los setentas se reinterpreta con facilidad contemporánea: “Esa forma de vestir era tan elegante, pero al mismo tiempo tan libre”, señala Davis. La sensualidad despreocupada del “scarf dressing” (vestir con pañuelos) se traduce en mini vestidos de satén brillantes o foulards cosidos para crear faldas y camisas; los vestidos largos de cady con escotes pronunciados aparecen gloriosamente fluidos. La silueta entallada de la época se deconstruye y relaja deliberadamente, mientras que pantalones y shorts de viscosa y lana se confeccionan con cinturillas elásticas. En homenaje a esa época, la icónica Hug bag se presenta en gamuza estampada para parecerse a la pana, o con tachuelas plateadas, mientras que las botas altas y caídas hasta la rodilla y las sandalias de plataforma de napa reinventan formas conocidas con un atractivo recién lujoso. Los tacones con lazo en forma de mariposa adaptan la feminidad de losarchivos al presente, y un elegante zapato de punta está decorado con un gráfico Gancio galvanizado.