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Woman

UN NUEVO CAPÍTULO PARA MCQUEEN

Por Bárbara Guisti - enero 2nd, 2024

Casi como la despedida terrenal del propio Alexander McQueen, en 2010, fue la salida de Sarah Burton. Con un trabajo de confección impecable, la diseñadora ha dibujado un espacio en cada amante de la moda y vale la pena hacer un recorrido por sus grandes obras. Todo inició cuando pasó de ser una aprendiz a convertirse en la mano derecha del mismísimo McQueen. El diseñador británico era más que un simple amo de la costura. Detrás de sus obras había historias y un mundo lleno de fantasías que se transmitían en el vestir. Se volvieron inseparables y muy rápido la Maison comenzó a acercarse a la cima. Siempre estuvieron por delante el arte contemporáneo y las ideas futuristas, unas muy fáciles de reconocer y muy difíciles de olvidar. Parecía una historia de amor donde ambas mentes trabajan por llevar las colecciones hacia lo más alto, incluso de la mano de celebridades.

Sin embargo, el 11 de febrero de 2010 muere Alexander McQueen. Su última colección Otoño-Invierno, en la que pasó sus últimos días, fue presentada en su honor. En ella no había señales de decadencia, sólo la energía y la libertad que siempre lo caracterizaron. Y, a pesar de que siempre estuvo a su lado detrás de bambalinas, Burton no era conocida por los seguidores de la firma, sin embargo, fue la elegida para ser la cabeza al mando. Quienes fueron parte del camino sabían que ella era la indicada, nadie más había compartido desde lo más íntimo los pensamientos de McQueen.

Cortesía Alexander McQueen

EL LEGADO DE SARAH

Ella tenía el mando, pero también su propia identidad. Y aunque debía mantener el legado del diseñador británico, siempre confió en llevar adelante sus propios ideales. Allí estaban los cortes dramáticos, el estilo gótico y ultrafemenino a la vez. Lo que nunca se perdió con el tiempo fue la inspiración en la naturaleza, una que debía estar presente dentro y fuera de la colección. Las pasarelas eran un espectáculo y siempre había una conexión inigualable entre la ropa y su entorno, las que podían estar desde una azotea a un jardín botánico. Poco a poco la casa de moda comenzaba a patentar un estilo rebelde y lleno de optimismo. No escatimaba en prendas de calidad, donde el uso de cristalería era infaltable. El dramatismo estaba en las piezas de tul bordadas con lentejuelas o las largas filas repletas de cuero negro. Nada parecía excesivo, porque de alguna manera Burton mantenía el equilibrio.

Incluso, antes de que el traje sastre se volviera la prenda del momento, Sarah Burton lo trajo acompañado de corsets, finos bordados de seda y con los primeros cortes asimétricos. En cada uno de ellos destacaba su precisión y el juego de contrastes a través de las telas. El trabajo conceptual siempre fue su mayor zona de confort. Cómo olvidar cuando en 2017 las pasarelas se llenaron de rostros pintados de blanco o de grandes anteojos futuristas. Sin embargo, y a medida que pasaban los años, Burton sabía que debía adaptarse a un nuevo cliente. Uno que estaba interesado en el cambio y en reutilizar las prendas. Con ello, McQueen comenzó a incorporar en cada colección una propuesta pensada en el día a día, con prendas básicas, pero que, de alguna manera, mantenían su sello.

En 2021 anunció la eliminación gradual del uso de pieles de animales, ese fue el primer paso. Años más tarde, y para fomentar las prácticas circulares, anunció el lanzamiento del proyecto ‘Vestiaire Collective’, llamado ‘Brand Approved’, donde los mismos clientes pueden vender sus prendas y darles una nueva vida. Hoy se mantiene en el sitio web gran parte de  las colecciones que ella misma lideró y que serán el punto de partida para su nuevo sucesor, el irlandés Seán McGirr. Finalmente, y entre abrazos y una ovación gigantesca, el mundo de la moda despidió a Sarah Burton de la maison británica, no sin antes presentar el desfile Primavera-Verano 2024 en París, donde dijo que su trabajo estaba culminado. El show lo presidió la modelo Naomi Campbell y se mostraron más de 40 looks llenos de la energía de un equipo creativo con grandes aspiraciones. Dejó la vara muy alta, con cortes cut out sobre sastrería y tejidos, además de llevar vestidos imponentes de escote strapless y completamente de piel. Motivos para soltar un par de lágrimas no faltaron. La diseñadora dejó un mensaje en cada asiento que decía: “Esta colección se inspira en la anatomía femenina, la Reina Isabel I, la rosa roja sangre y Magdalena Abakanowicz, una artista transgresora y poderosamente creativa que se negó a comprometer su visión. El desfile está dedicado a la memoria de Lee Alexander McQueen, cuyo deseo fue siempre empoderar a las mujeres, y a la pasión, el talento y la lealtad de mi equipo”.  CONTINÚA LEYENDO EN ISSUE #53 SUSCRÍBETE AQUÍ.

Cortesía Alexander McQueen

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