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THE ROW: ELEGANCIA MINIMALISTA

POR ANDREA COVA - agosto 11th, 2023

Incursionar en una industria no es una limitante para, posteriormente, triunfar en otra. Ashley y Mary-Kate Olsen crecieron frente al público, llenando de diversión el hogar de millones de estadounidenses e, incluso, llegando a tocar las emociones de personas situadas más allá del país que las vio nacer. En la serie ‘Full House’ fue el debut como actrices, ambas interpretaban a la pequeña Michelle Tanner, una niña de grandes ojos azules que, simplemente, conquistaba a quien la viese, sin poder distinguir de cuál de las dos hermanas se trataba, ya que el parecido era tal que podías pensar que eran la misma persona. Este papel les abrió las puertas para el mundo del espectáculo y, al mismo tiempo, recibían el cariño de cientos de fanáticos, cosechando popularidad que solo ellas pueden presumir. El camino en la actuación fue largo y repleto de éxitos. Protagonizaron ‘Nuestros labios están sellados’, ‘Llegando a mi destino’, ‘El futuro en sus manos’, ‘Aquel oeste tan divertido’, ‘Un verano en Roma’ y tantas películas más. Algunos medios de comunicación las catalogaron como las gemelas más famosas de la historia y, probablemente, así sea, pero no solo por su paso por las pantallas de televisión, sino también por su verdadera pasión: The Row.

Aquellas jóvenes que en los años 90 probaron suerte en la actuación, encontraron en una industria totalmente diferente un camino aparte que, para ese entonces, era desconocido. Pero aun así emocionante y repleto de expectativas por cumplir. Se despidieron de California y se instalaron en Manhattan, Nueva York, dando inicio a una era que se desprendía de la fama cosechada por sus shows y se sumergían en pasos silentes que, tiempo más tarde, dieron como fruto el nacimiento del epítome del buen gusto. A sus 18 años tomaron el control de Dualstar Entertainment Group, empresa que sus padres crearon y que para aquel entonces habían transformado en un verdadero imperio. Sin embargo, se mantuvieron alejadas de la escena pública, dedicándose a estudiar y trabajar, hasta que llegó el momento que lo cambiaría todo: la búsqueda de una camisa blanca perfecta. A decir verdad, parecía una tarea sencilla, pero sus exigencias fueron tales que no lograron conseguirla. ¿La solución? Simple, confeccionarla ellas mismas.

Cortesía The Row

 

EL NACIMIENTO DE UN ÉXITO
La simplicidad se encuentra con la calma y serenidad, mientras que la extravagancia converge conel desenfreno, el que por años ha caracterizado la moda y le entrega su cualidad más importante: el arte de lo efímero. Sin embargo, hay quienes llegaron para cambiarlo y configurar una nueva realidad que coexiste y defiende la idea de utilidad y atemporalidad. Ashley y Mary-Kate Olsen formaron parte de este selecto grupo. En 2006 fundaron The Row y, simplemente, empezaron un nuevo capítulo en la industria. De pequeñas estrellas de televisión a íconos de estilo. Y no solo por su firma, sino también porque años antes ya eran consideradas como las máximas referentes del entonces estilo boho. Una estética que se aleja ciento por ciento del minimalismo en el que se basa su marca. Y es que The Row es sinónimo de elegancia, discreción y, por sobre todo, silenciosa. Sin logos, ni pretensiones, tal y como la vida privada de ambas luego de su llegada a Nueva York.

La búsqueda de la camisa perfecta fue la excusa que dio pie al inicio de la pasión de las hermanas. Aprovecharon la oportunidad para entrar en un mercado que, para ellas, estaba carente de calidad y piezas verdaderamente atemporales y versátiles. Y más allá de un sueño, The Row -nombre que le rinde homenaje a la calle predilecta de la sastrería en Londres, Saville Row- se convirtió en una de las firmas mejor evaluadas con el pasar del tiempo. Incluso, llegando al nivel de marcas de renombre con más de 50 años de historia dentro de la industria. Luego de su fundación en 2009, el Council of Fashion Designers of America (CFDA) las incorporó en la lista de miembros y, rápidamente, fueron escalando posición y ganando espacio en una industria conocida por ser hermética y muy tradicional. La firma, considerada como referente del quiet luxury, propone diseños que no tengan logo reconocible y precisamente ese aspecto es lo que la convierte en un objeto de deseo. La calidad de las piezas es tal, que las gemelas no necesitan recurrir a monogramas o logotipos que ayuden a identificarlas, pues su naturaleza enraizada en la excelencia de sus confecciones es más que suficiente para que sus clientes puedan reconocerlas y lucirlas. Una firma discreta que descifró en la simplicidad de las siluetas fluidas, colores neutros y calidad artesanal la fórmula del éxito. Incluso, han sido galardonadas por la CFDA en distintas temporadas. Para el 2012 fueron reconocidas como las mejores diseñadoras femeninas, posicionándose por encima de Marc Jacobs, Jack McCollough y Lázaro Hernández en Proenza Schouler. Tres años más tarde volvieron a ganar la misma categoría, demostrando nuevamente el poder de lo simple. El que, además, está combinado por el amor al arte de las hermanas, porque The Row -más allá de entregar diseños- construye una narrativa que encontró su génesis en lo artístico.

Cortesía The Row

LA ESENCIA DE SUS COLECCIONES
Sus presentaciones demuestran la filosofía de la marca, una que cuida cada detalle y encuentra su pasión en aquellos aspectos que se alejan del ruido de la industria y enfocan la importancia en la calidad artesanal. El museo Isamu Noguchi, ubicado en Long Island, prestó sus instalaciones para la colección Otoño-Invierno 2018, además de obras poco conocidas para terminar de entregar la esencia de las hermanas, donde la moda y el arte habitan el mismo espacio, incluso, fusionándose y convirtiéndose en uno solo. Todas estas características se reflejan en cada una de las colecciones, pero construidas desde una simplicidad que abraza la fluidez de género y desdibuja de distintas maneras los límites entre la ropa de mujer y de hombre. Las gemelas han formado una estética que está lejos de seguir tendencias y piezas basadas en lo efímero. Su ADN nace desde la atemporalidad y calidad, perdurando a pesar del paso de los años. Puede ser una pieza de la colección Primavera Verano 2015 o una del 2019, sea cual sea, todas serán el resultado de un meticuloso proceso creativo que logró que The Row sea una firma de culto.

Sin embargo, y a pesar de tener una estética sumamente definida, The Row varía temporada tras temporada. Para su colección Resort 2024 los atuendos se centran en un minimalismo que enaltece la elegancia del negro, llegando, incluso, a ser una combinación gótica con siluetas deconstruidas, pero aun así manteniendo la esencia minimalista que por años ha caracterizado el trabajo de las diseñadoras. Además, como ya es habitual, combinan distintos componentes del clóset masculino y, a partir de ello, construyen su figura femenina ideal. Una que hace tiempo decidió alejarse de las piezas ceñidas al cuerpo y abrazar la sensualidad que esconden los diseños con grandes proporciones. Al fin y al cabo, para The Row la elegancia y lo sensual no tienen relación con enseñar la piel, sino más bien con la seguridad que puedes transmitir a través de la ropa. “Todo lo que Mary-Kate y Ashley hacen se convierte en oro”, mencionó el exgerente de producción de The Row, Joe Karban a The New York Times en 2009. Su visión de la moda basada en la calidad artesanal y atemporalidad logró que aquellas jóvenes actrices se convirtieran en una de las máximas referencias de moda duradera y clásica, que desde la innovación y modernidad rescatan la importancia de lo básico.

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