THE MUD SHOW: LA DISTOPÍA POST-APOCALÍPTICA DE BALENCIAGA SS23
POR CAMILA LAGOS - octubre 4th, 2022
Ye (Kanye West) inaugurando la pasarela y junto a él, un escenario post-apocalíptico conjugado por la distopía y la moda. Por supuesto, el espectáculo comenzó mucho antes, con las invitaciones al show; una billetera repleta de tarjetas, recibos, dinero y una tarjeta de identificación a nombre de Natalia Antunes. Un objeto perdido y una persona, cuya existencia real se desconoce. Y en realidad, tampoco es lo esencial. Su nombre representa a las tantas y tantos desplazados por la guerra o los conflictos bélicos, ya sea en Siria, Palestina (bajo el ataque israelí) o el más reciente, entre Ucrania y Rusia. Demna (Gvasalia) vivió su propia guerra y a los 10 años huyó de Georgia junto a su familia. Una experiencia que marcó la vida del diseñador, cuyas colecciones han abordado aquellas emociones y sentimientos a través del arte ponible. Cuando la nieve se derrite, el fango arremete en el paisaje como sinónimo de las brisas veraniegas, pero también, como una representación de que, ante todo, hay que seguir avanzando.
“Me he sentido como si me hubiesen dado un golpe en la cara por ser quien soy”, comentó Demna, agregando que “tienes que levantarte y seguir caminando, como esta cruzada de descubrir quién eres y defender eso”. Un espectáculo sumamente personal, compuesto por un total de 75 looks emanados de entre el barro. Una chaqueta táctica, pantalones de eco-cuero con rodillas reforzadas y un atuendo militar que fue rematado con una gorra de beisbol y un protector bucal con el logo de Balenciaga. Con paso firme y raudo, Ye abrió el show de verano. Tras él, las y los modelos comenzaron a avanzar con aspectos demacrados, maquillajes que simulaban los golpes de la vida y prendas tratadas para parecer viejas y desgastadas. Lejos de los remates prístinos e impolutos, lo nuevo de Balenciaga recorre las inclemencias de la actualidad. Modelos con portabebés que llevaban muñecas inquietantemente realistas y “sobrevivientes” contra viento y marea.
Cortesía Balenciaga
“Naturalmente, soy optimista, pero no puedo ser muy optimista en este momento (…) Creo que este espectáculo en realidad expresa mucho eso: la música, el escenario, habló sobre el momento en que vivimos”, sostuvo el diseñador. Palabras que resuenan entre una oscuridad que, a pesar de su distopía post-apocalíptica, invita a celebrar la identidad de cada quién. Una metáfora para buscar la verdad y mantener los pies en la tierra, incluso cuando llevas un voluminoso traje Balenciaga. Sudaderas con capuchas pintadas, grafittis, jeans desgastados y ropa de noche. Poleras de punto ceñidas al cuerpo y plisados glamorosos. También, un par de vestidos sublimes, ajustados a la figura de formas elegantes, con caídas fluidas, cortes rectos y colores llamativos. Un vestido entre capas rojos, uno rosado, otro verde lima y unos infaltables blancos. Estos, probablemente, la luz de esperanza de una colección predominada por el negro.
Cortesía Balenciaga
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