¿Cómo podemos cambiar la historia? Con aquella pregunta, Stella McCartney unió lo nostálgico con lo icónico en una pasarela de colores que rindió homenaje a la fachada del Centre Pompidou. Ahí, a las afueras del centro cultural francés, la firma redefinió su propio ADN para cambiar la historia con –hasta el momento– su colección más sostenible. De hecho, un 87 por ciento de los materiales y técnicas empleadas llevan la sostenibilidad por delante. Claro, de una forma glamorosa, con un énfasis en las siluetas y con vestidos en tonos nude y con lentejuelas que parecen pedrería. El brillo también se ensambló por debajo de los llamativos blazer oversize, en tops con adornos de cristal y con una caída suave y sensual. El cuerpo se descubre entre cut outs y brillo mientras que las piezas ceñidas, e incluso los trajes de corte Y2K lo cubren con una sutileza desestructurada.

Minimalista y sensual, con formas desestructuradas y una suavidad encorsetada. Vestidos, camisas y sastrería. Colores llamativos, pero también los infaltables beiges, blancos y negros. A la vez, una conjunción de arte en la cual predomina el trabajo de Yoshitomo Nara. Sus ilustraciones se estamparon en vestidos de cuello alto y con mangas ¾ y en poleras del mismo tipo. En realidad, fue el japonés quien inspiró la entrega de verano de McCartney, cuyo foco giró en torno al eslogan del artista: “cambiar la historia”. Aunque claro, la nostalgia por los 90s y sobre todo los 2000 igual hicieron lo suyo, plasmándose en faldas y pantalones de tiro bajo. Una reedición histórica que incluso incluyó los archivos de Chloé bajo la dirección de Stella. Prendas diseñadas en pleno en los 00’s que vuelve; en Stella, con una reelaboración de su propia visión. Por ejemplo, resurgiendo aquella blusa con cadenas que triunfó hace más de 20 años.

Cortesía de Stella McCartney

En aquellos años, la diseñadora estaba recién embarcándose en la moda libre de crueldad animal. Hoy, es pionera en ese sentido, consagrada y revolucionaria. Con un manifiesto que se actualiza constantemente y que mira hacia el futuro. “Quiero mirar hacia atrás en mi historia y redefinir dónde comencé y dónde estoy ahora y cómo es la próxima Stella”, explicó la británica haciendo especial énfasis en la sustentabilidad. Lo mejor de los 2000, con la tecnología de 2022. Una fusión sensualmente minimalista, desestructura, pero sartorial y en la cual, el algodón biodiverso regenerativo “anima la naturaleza”. Esta, el hilo conductor en la historia en McCartney que, una vez más, logró modificar los paradigmas de la moda con zapatos de origen vegetal y piel de uvas, bolsos hechos a partir de piel de hongos (micelio) o pedrería sin colas ni disolventes animales. Quizás, cambiar la historia puede ser tan simple como abrazar la moda sustentable y sumar los textiles vegetales a nuestros closets. También, por supuesto, dejar los animales fuera de las pasarelas (y platos).

Cortesía de Stella McCartney