La colección Pre-Fall 2025 de Louis Vuitton para hombre se despliega como una visión polifacética y trascendente del mundo moderno, tal como la describe Pharrell Williams, director creativo de la maison. Él, conocido por su enfoque multidimensional y casi profético en la moda, nos ofrece una mirada entrelazada entre el presente y el futuro, donde las perspectivas se mezclan para entender no solo cómo funciona el mundo, sino cómo evolucionará. Si sus ojos son “tridimensionales”, su trabajo lo refleja perfectamente, y esta colección no es la excepción.

El marco perfecto para esta propuesta fue Miami, la ciudad que ha emergido como un crisol cultural y de alta gama. Un punto de convergencia de artistas, criptomonedas y vanguardistas del diseño, Miami no solo representa un destino turístico; se ha consolidado como un epicentro de la moda, el arte y la cultura global. La inspiración para esta edición de Louis Vuitton, que debutó en Art Basel Miami sin desfile, no podría haber sido más acertada. A través de una narrativa que invoca el espíritu viajero de los transatlánticos y la relajada esencia de la costa de Florida, Pharrell plasma en la pasarela una fusión entre lo europeo y lo tropical, lo clásico y lo contemporáneo.

La colección se divide en dos movimientos visuales. El primero, ambientado en un fondo de horizonte marino y un atardecer inconfundible, nos transporta a la elegancia y el refinamiento de un viaje transatlántico desde Francia hacia Florida. Las siluetas de sastrería que han definido el estilo de Pharrell en Vuitton se mantienen, pero ahora en un contexto más relajado y vibrante, típico del Caribe. Chaquetas cortas, de corte cuadrado, con pantalones de líneas rectas y refinadas, se reinterpretan en materiales como el muaré, el denim de texturas enriquecidas y el delicado alcántara en tonos vibrantes, como el verde. Los trajes, influenciados por el dadaísmo y la moda de los años 20, reflejan una mezcla entre lo teatral y lo casual, donde la sobriedad se funde con detalles lúdicos, como los botones de perlas o los bolsos con forma de ostra, auténticas joyas de alta gama.

Cortesía Louis Vuitton

En la segunda parte de la propuesta, el cambio es palpable. La puesta de sol da paso al ambiente relajado y distendido de la playa de Miami. Aquí, la propuesta toma un giro más desenfadado y “resort”, celebrando el ocio con una gama de atuendos diseñados tanto para el día como para la noche. Los trajes de baño, las toallas de playa plegables y los bolsos de rayas exuberantes evocan la atmósfera de la costa, mientras que los accesorios, como las botas de piel de cordero monogramadas y los bolsos en forma de delfín, aportan una ironía sutil y una extravagancia propia del estilo de Williams.

Pharrell no solo ha jugado con la silueta, sino también con la textura y los materiales. El ratán, que se extiende desde las viseras hasta las mochilas, evoca la tradición artesanal, mientras que los acabados metálicos y el monograma flocado perforado, con sus referencias al mundo náutico y la arquitectura art déco de South Beach, son guiños sofisticados a la historia de la ciudad.

Cortesía Louis Vuitton