Hay que entender la moda desde un sentido filosófico. La diseñadora argentina Andrea Saltzman escribió un libro titulado “La Metáfora de la piel”. Donde, en palabras simples, explica como la moda es una herramienta para vincularnos en los distintos contextos de la vida. Es una relación entre la piel, el vestido, la naturaleza y el mundo, porque la ropa viste a ese cuerpo desnudo y todo nace desde los materiales e inspiración que nos entrega el universo. Es una situación que trasciende más allá de ser algo estético y precisamente en esta última colección de Rodarte, las diseñadoras tradujeron este asunto filosófico y abstracto a piezas que capturan la esencia de la naturaleza.

La relación entre la piel y la moda es fundamental para diseñar y Kate y Laura Mulleavy, diseñadoras de la firma, lo entendieron. Saltzman mencionó que la ropa no solo cubre el cuerpo, “también lo descubre, insinuando, acentuando u ocultando sus formas”. Y en cada colección que nace observamos esta dinámica. Por ejemplo, los cut outs, prendas oversize o telas ceñidas al cuerpo, todas cumplen una función que transciende lo estético y crea una narrativa con el cuerpo que lo viste. En este caso, esta entrega presenta siluetas simples que enaltecen la feminidad y la belleza efímera de la naturaleza. Por ello, el lanzamiento se traduce a vestidos en cada una de sus presentaciones; cortos, largos, con mangas abullonadas, sin hombros o cruzados… Pero todos con estampados florales que de forma muy explícita alaban el medioambiente. Incluso, algunos looks están acompañados con flores en el pelo como el accesorio ideal.

Cortesía Rodarte

Asimismo, la entrega presenta dos looks de seda con encaje, uno en azul y otro en fucsia. Ambos representan la sensualidad femenina, pero de forma muy sutil. Incluso podría pasar desapercibida. O también, una serie de vestidos que hacen una clara referencia al traje nupcial femenino pero enraizados en un aura más relajada y juvenil, perfectos para casarse después de un día de playa. De hecho, la propuesta está construida en la dualidad de la figura femenina. Por un lado, una estética romántica que abraza la armonía y por otro, una que es poderosa, elegante y sensual.

Cortesía Rodarte