No hace falta despedir terrenalmente a un diseñador para dedicarle un homenaje. La salida de Josep Font de la firma Delpozo en 2018 fue inesperada, más aún cuando después de 30 años de trayectoria el artista catalán decidió despedirse de la fama que lo invadía. Se esfumó de las alfombras rojas y las luces, pero dejó mucho de qué hablar. Inició muy joven en la industria de la moda. Nació en Santa Perpetua de la Moduga, en Barcelona. Estudió moda y patronaje y, muy pronto, decidió dedicarse a lo que siempre soñó. Hoy la vida le devuelve un espacio para quedarse con toda la atención. El Museo Cristóbal Balenciaga, de Getaria, ha dispuesto al público una exposición antológica dedicada a Font. “Belleza e inquietud” es el nombre que la acompaña, uno muy propio del arte de la contemplación. Una idea que surgió del curador y coleccionista de moda Josep Casamartina, quien cuenta con, al menos, 200 prendas con la etiqueta de Font. Abrigos, vestidos y trajes que merecen que la comunidad vuelva a contemplar. En ese impulso nació esta gran iniciativa que estará disponible hasta el 7 de enero de 2024. Conseguir el consentimiento del diseñador no fue fácil, fue un largo periodo donde se mantuvo muy bajo perfil, disfrutando de otras experiencias. Entre ellas la vida en el campo, de la que dice estar obsesionado. Sin embargo, tras un par de conversaciones, accedió.

Como si se tratara de un álbum de fotos familiar, el diseñador de alta costura se vio en la obligación de desenterrar un sinfín de recuerdos. Allí estaban los rostros de antiguas modelos, formas y cortes que rotaban temporada tras temporada y, también, el tiempo que destinó en cada una de ellas. Elementos que representan  el pasar de los años y que evidencian su crecimiento como profesional. Pero, ante todo, estaba el trabajo en Delpozo, uno que acabó en 2012 y que le brindó las herramientas para escalar a la cima de la moda española. Su pasión bajo la firma alcanzó tanto reconocimiento que las primeras damas Michelle Obama y Melania Trump confiaron en su desplante. También el mundo del cine, en actrices como Keira Knightley y Julianne Moore, quienes vistieron prendas de la casa de modas. Pero no hay explicación para su salida. En algunas entrevistas el diseñador ha señalado que se “desenamoró” de Delpozo. Ahora, la firma española ha anunciado su relanzamiento para 2024, donde promete una nueva estructura y equipo creativo. ¿Es una coincidencia? ¿Una alineación de astros? No lo sabemos. Su retorno a la alta categoría de moda vendrá marcada por su aniversario número 50, número que contempla el paso de Font. La marca mantuvo una presencia constante en 26 mercados y presentó su trabajo en las Semanas de la Moda de Londres y Nueva York. La salida del diseñador catalán marcó un antes y un después. Prueba de aquello fue el diminuto periodo que se mantuvo como diseñador creativo a Lutz Huelle. Por desgracia, su primera colección nunca logró ser presentada y la unión no sumó  más de tres años. Una etapa oscurecida por la salida de Josep y que, lamentablemente, no logró volver a repuntar.

Cortesía Museo Cristóbal Balenciaga

EL IMPACTO DE FONT

Desde que se alejó de Delpozo, el diseñador comenzó a colaborar de forma anónima con otras marcas, porque el amor por la creación no se quita de la noche a la mañana. La posibilidad que abre el Museo Cristóbal Balenciaga es que la emoción por la moda se vuelva tangible, donde a pesar de que las prendas no se pueden tocar, puedes observarlas de cerca y vibrar con ellas, y eso no se compara a una pantalla digital. El estilo de Josep Font estaba destinado a ser reconocido en una galería, uno que siempre ha estado marcado por la elegancia. Un camino para convertirse en una leyenda de la moda que ya cuenta con adeptos, con un trabajo caracterizado por el perfeccionismo, la atención a los pequeños detalles y la búsqueda de nuevos patrones, donde los bordados son delicados y alcanzan su máxima expresión. A su vez, los tejidos son escogidos con sutileza y siempre priorizando la calidad. Detrás de cada forma o corte hay un encuentro sublime con la arquitectura, donde debe haber concordancia con el entorno y con lo que se desea expresar. En 30 años, la alta costura también ha sufrido cambios que tienen cada vez más relación con la fluidez del género. Cambios que no pueden pasar inadvertidos ante la mirada de los diseñadores, quienes deben ser fieles a su instinto e identidad, adaptándose a la nueva sociedad… CONTINÚA LEYENDO EN ISSUE #52 SUSCRÍBETE AQUÍ.

Cortesía Museo Cristóbal Balenciaga