En la reciente presentación de Lanvin para Otoño 2025, Peter Copping ha logrado lo que muchos consideraban una tarea monumental: revitalizar una casa histórica que había perdido parte de su relevancia tras la salida de Alber Elbaz. Con un enfoque delicado pero visionario, Copping se ha inspirado en el legado artístico y creativo de Jeanne Lanvin, especialmente en la riqueza y la elegancia de las décadas de 1920 y 1930. Esta colección no solo es una declaración de amor al archivo histórico de la maison, sino también una reinterpretación fresca y moderna de esos patrones gráficos y bordados que definieron a la marca en sus días dorados. La presentación estuvo marcada por una fascinante fusión de lo clásico y lo contemporáneo, donde detalles como las cascadas de encaje dorado sobre negro evocaron el esplendor de una era pasada, mientras que la modernidad de sus siluetas se dejó sentir en cada prenda, desde los vestidos fluidos hasta los abrigos de corte impecable.

Un detalle particularmente llamativo fue la reencarnación de la icónica silueta del robe de style, que Copping revivió a través de un vestido de lúrex metálico dorado, cuyas faldas en pétalos parecían fluir en un movimiento mágico. En un guiño a la experimentación de los años 20, el diseñador incluyó detalles innovadores como un delantal de encaje sobre pantalones dorados, fusionando de manera sorprendente el glamour retro con una estética más vanguardista. El bordado, que juega un papel crucial en esta colección, no solo decoró, sino que transformó las prendas en piezas artísticas, como la camiseta de manga larga con bordado de espejos plateados, una obra maestra nocturna que marca un antes y un después en la moda masculina. Copping ha logrado incorporar elementos de la alta costura de manera accesible, mientras conserva la delicadeza y sofisticación que caracterizan a la firma.

Cortesía Lanvin

Aunque la pasarela dejó entrever una variedad impresionante de looks (62 en total), algunos aspectos de la colección destacaron especialmente, como los abrigos y trajes de noche, que sobresalieron por su habilidad para capturar la esencia de Lanvin mientras aportaban frescura y modernidad. El abrigo de cuero negro con cinturón caído y la gabardina fluida se convirtieron en piezas clave que marcaron el regreso de Copping al terreno masculino, aunque algunos expertos coinciden en que este campo podría ser una evolución natural en su carrera, a medida que desarrolla aún más su propuesta para los hombres. Sin embargo, lo que más resonó en el desfile fue la conexión emocional que Copping logró con su público: los aplausos y vítores al final del show fueron una muestra palpable del cariño y la admiración que los asistentes tienen hacia el diseñador, quien parece haber encontrado un equilibrio perfecto entre el legado histórico de Lanvin y una visión hacia el futuro llena de posibilidades.

Cortesía Lanvin