RECORDANDO SU LEGADO: JONATHAN ANDERSON DEJA LOEWE
Por María Jesús Sielfeld - marzo 19th, 2025
El mundo de la moda se detuvo por un instante. Jonathan Anderson, el visionario norirlandés que convirtió Loewe en un universo de divididas extrañas y fascinantes ideas, ha decidido soltar las riendas. Tras 11 años de reinado creativo, su salida no es solo una noticia, es un terremoto. Porque Anderson no diseñaba ropa: diseñaba emociones, historias y, sobre todo, un futuro donde la moda era arte y el arte era vida.
Cuando Anderson llegó a Loewe en 2013, la marca era como un tesoro olvidado en el desván de LVMH. Fundada en 1846, su reputación se basaba en la marroquinería de alta gama, pero Anderson vio algo más: un lienzo en blanco. Con solo 29 años, este hijo de un ex capitán de rugby irlandés, formado en el London College of Fashion, trajo consigo una energía eléctrica. Su primera colección en 2015 fue un golpe sobre la mesa: cueros sueltos, telas fluidas y una sensación de libertad que resonó en cada puntada. Fue el inicio de una revolución silenciosa pero imparable.
Anderson no solo rediseñó Loewe; la reinventó. Sus colecciones eran como sueños surrealistas hechos realidad. ¿Quién más podría convertir un frasco de esmalte de uñas en un tacón o una rosa en un vestido? ¿Quién más se atrevería a enviar modelos con faldas de silicona que imitaban coches o jerséis pixelados que parecían sacados de un videojuego? Sus desfiles no eran presentaciones, eran espectáculos: esculturas de Lynda Benglis flanqueando pasarelas, vestidos globo que desafiaban la gravedad y bolsos que parecían tomates gigantes. Cada detalle era una declaración de intenciones: la moda no tiene límites.
Cortesía Loewe
Pero Anderson no era solo un artista excéntrico; era un estratega brillante. Bajo su dirección, Loewe pasó de facturar 230 millones de euros en 2014 a superar los 1.000 millones en 2024. El bolso Puzzle se convirtió en un icono, y campañas como la de Maggie Smith o Daniel Craig demostraron que la elegancia no tiene edad. Además, su colaboración con Studio Ghibli o su colección inspirada en Paula’s Ibiza mostraron que podía conectar con públicos diversos sin perder su esencia. Loewe no era solo una marca; era un fenómeno cultural.
Ahora, este mago se prepara para su próximo acto. Aunque no ha confirmado nada, los rumores apuntan a que Anderson tomará las riendas de Dior, otro gigante de LVMH. Mientras tanto, Loewe se enfrenta a un futuro incierto. ¿Quién podrá llenar el vacío que deja un diseñador que convirtió cada colección en una obra de arte? Nombres como Luke y Lucie Meier o Jack McCollough y Lázaro Hernández suenan como posibles sucesores, pero la pregunta sigue en el aire: ¿qué es Loewe sin Anderson?
Loewe seguirá, pero no será lo mismo. Anderson no solo dejó una marca; dejó un legado. Un legado de audacia, curiosidad y belleza imperfecta. Como él mismo dijo, “si el diseñador se aburre, el cliente también lo hará”. Y Anderson nunca se aburrió. Por eso, aunque su capítulo en Loewe haya terminado, su historia en la moda está lejos de acabarse. El pájaro, como la escultura de Tracey Emin en su último desfile, está listo para volar. Y el mundo, expectante, espera ver hacia dónde se dirige.
Cortesía Loewe
Share