Mucho se ha hablado del ácido hialurónico, la niacinamida, los rollers de cuarzo y un sinfín de productos que prometen un cutis radiante y relajado. Por supuesto que hay que acompañarlos de una buena limpieza facial y en algunos casos, un tónico que supla las necesidades de nuestro rostro. Claro que esto último no es esencial dentro nuestras rutinas de skincare, ni tampoco lo son las esencias ni brumas faciales y, sin embargo, su popularidad ha aumentado drásticamente. El sérum, el contorno de ojos y las cremas también se suma a la rutina matutina, pero para ser sin sincera, ninguno de estos sería efectivo sin el protector solar.

No importa la rutina facial que sigamos, ni tampoco la suma de productos con ingredientes activos que sean parte de esta. Sin un buen protector solar, nuestro esfuerzo por un cutis radiante y libre de manchas es en vano. Así mismo, nuestra búsqueda de un rostro eternamente joven y con la menor cantidad de líneas de expresión se vuelve infructuosa. El sol, a pesar de lo maravilloso que es, puede ser dañino si no se toman las precauciones necesarias. Los rayos UV penetran la dermis y dañan su ADN celular, acelerando el envejecimiento prematuro e incluso, pudiendo provocar cáncer a la piel.

Cortesía de Getty Images

A pesar de las advertencias con respecto a la radiación ultravioleta, el protector solar es uno de los productos más olvidados del skincare. Durante las cuarentas obligatorias provocadas por el Covid-19, el uso del bloqueador disminuyó aun más y claro, quién pensaría que estando en casa también hay que protegerse de los rayos UV. Y así es. La protección es fundamental, incluso cuando no nos exponemos al sol. Además, la luz azul ha irrumpido en nuestras vidas y sus emanaciones que provienen de la televisión, el celular y el computador son tan nocivas como las UV.

Bajo estas consideraciones, el protector solar se vuelve una necesidad de uso diario. Un paso imprescindible, incluso si no salimos de casa o está nublado. La radiación UV o la luz azul se filtran en nuestras vidas y alteran nuestra piel hasta interferir en nuestros skincare. Una realidad que solo puede ser prevenida gracias a un buen factor SFP.

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