Junio es el Pride Month y las marcas, sobre todo, lo saben. Es durante este mes cuando más vemos campañas inspiradas en la comunidad LGTBQI+ por parte de las casas de moda y de buenas a primeras, la intención es buena. Pero ¿es realmente buena?, ¿o es simplemente pinkwashing? Este concepto viene de pink (rosa), haciendo referencia a la comunidad pride y de whitewash, (blanquear o encubrir). En marketing, esta práctica se aplica para aprovecharse del movimiento y mostrar a las marcas como simpatizantes, dando una imagen moderna e inclusiva. Sin embargo, es simplemente una estrategia de venta.

Entonces, las campañas que hemos visto durante este mes, ¿están haciendo pinkwashing o realmente están apoyando a la comunidad LGTBQI+? Ser acusado de llevar a cabo esta práctica de venta puede ser realmente perjudicial para la imagen de la firma, pero existen ciertos factores que nos ayudan a determinar si es así o no. Por ejemplo, Balenciaga presentó su campaña Anybody Is Queer. Con esta, el 15% de las ganancias van destinadas a la organización de los derechos humanos LGTBQI+, Outright Action International. Además, es una de las marcas conocidas por llevar un estilo genderless, más inclusivo y hacer cápsulas especiales todos los años. Balenciaga se salva de ser oportunista.

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Otra maison que celebra el Mes del Orgullo es Coach. Igual que en años anteriores, se asoció con Hetrick-Martin Institute, Point Foundation y CenterLink Community of LGBTQ Centers para crear entornos de apoyo para jóvenes de la comunidad. A través de su colección Pride 2022 están colaborando con las distintas organizaciones. Si bien denota oportunismo, al menos algo bueno sale de esto. Por otro lado, Ralph Lauren optó por darle voz a algunos líderes de opinión que representan públicamente a la comunidad. El objetivo del proyecto fue asegurarse que sean escuchados, más allá de promover una sociedad más inclusiva. En cuanto a Stella McCartney, The Faces of Pride es una campaña que fue llevada a cabo 100% por miembros de la comunidad. Y tú, ¿qué opinas?, ¿es celebración u oportunismo?

Cortesía de Balenciaga