Tan icónica como sus fotografías. Y tan sutil como podía ser una modelo de los sesenta. Una que canalizó su belleza hipnotizante como el despertar sexual de la figura femenina del nuevo siglo. En 1967, la revista Life la catalogó como “la chica a la que todos miran fijamente”. O también podía ser, “la chica más hermosa del mundo” y a pesar del paso del tiempo, su legado continúa intacto. Posó para el lente de Steven Meisel, Richard Avedon, Irving Penn y tantos fotógrafos que cambiaron la manera de capturar las emociones dentro de la industria. Su particular rostro con grandes ojos azules y forma ovalada lograron que el título de supermodelo fuese uno de los más deseados. Nacida bajo el nombre de Vera Gottliebe Anna Gräfin von Lehndorff-Steinort, pero conocida solo como Veruschka, la musa de los 60.

A mediados de los sesenta ya era una de las modelos más solicitadas de la época. ¿La razón? Su versatilidad, talento y capacidad camaleónica que estaba enraizada en un espíritu provocativo que, para aquellos años, era sumamente sutil, pero aun así lograba transmitirlo con serenidad y un sentido de la moda que pocos podían presumir. Su esencia elegante y ADN moderno fueron una de las tantas razones que la convirtieron en una de las modelos más importantes del último tiempo. Y ¡ah claro! Su estatura de 1,83 metros y su largo cabello rubio que hacía un contraste casi único con sus imponentes ojos azules. Incluso, ella fue una de las que sentó la base de lo que hoy conocemos como “supermodelo”.

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En la mayoría de las campañas que protagonizo, su esbelta silueta y belleza innata se convirtieron en el centro de atención. De hecho, no importaba que llevaba puesto, sino más bien la forma en la que ella lo lucía. Para Veruschka nada era demasiado. Podía tratarse del minimalismo más puro representado por fotografías en blanco y negro. O también una editorial que utilizaba el maquillaje artístico y la extravagancia como forma de expresión. Sea el que sea, la modelo lograba adueñarse de la campaña y conducirla bajos sus propias reglas. Unas que se alejaban del concepto de modelo tradicional y desafiaban desde el nacimiento de lo clásico una nueva manera de comunicar moda.

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