Casi 1.80 m de altura, ojos azules, rostro ovalado y una belleza que llega, incluso, a ser inalcanzable. Nació en República Checa en 1965 y ya desde ese momento su vida estuvo marcada con hitos que definieron su adultez. ¿La razón? Desde muy pequeña vivió lo que significa ser refugiada política. Sus padres huyeron de Checoslovaquia para ir a Suecia con la ilusión de encontrar un mejor camino. Sin embargo, siempre fue tildada como una persona diferente, y precisamente esa característica, fue una de las tantas razones que la hicieron triunfar en Estados Unidos a sus 18 años. Su historia, y por supuesto, su belleza casi incomparable la ayudaron a construir una carrera inigualable como modelo. Paulina Porizkova, puede definirse como la inmortalidad de la belleza y la resiliencia femenina.

Cuando sus padres huyeron de Checoslovaquia, dejaron a Paulina a cargo de su abuela, y al momento de regresar por ella, las autoridades de Suecia lo prohibieron, y ya desde aquel entonces, su vida pasó a ser de interés político. Sus padres hicieron una huelga de hambre que la colocó en la opinión pública y durante años, fue motivo de noticia. Luego de recuperarla, se mudaron a París y su vida cambió para siempre. Con solo 18  años comenzó a trabajar como modelo y firmó un contrato con Estee Lauder de seis millones de dólares, el mejor pagado de la industria. Su rostro angelical, proporciones simétricas y su historia de refugiada política la ayudaron a desenvolverse en la moda y formar su propio legado, que, hasta en la actualidad, sigue siendo importante. Ya que, utiliza las redes sociales como plataforma para difundir su mensaje sobre el dolor, ansiedad y envejecimiento.

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Su belleza, actitud y versatilidad fueron las razones que la impulsaron en la industria, pero desde muy pequeña vio la vida con otra perspectiva. Siempre pensó utilizar estos atributos para entregar un mensaje que pudiera ayudar a alguien más y crear realidades distintas y más cercanas. Sin embargo, y paradójicamente, fue portada de Vogue, Elle, Harper’s Bazaars y fue protagonista de campañas con Chanel, Dior, Versace, Revlon y tantas más. Actualmente, tiene 58 años y es activista del envejecimiento, se muestra al natural, con canas y sin ningún tipo de maquillaje, incluso, más de una vez ha compartido fotos con poca ropa.

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