Es sabido que en distintos ámbitos de la moda la filosofía puede estar presente. Durante muchas décadas se ha estudiado el rol de la industria en las sociedades y cómo esta influye en el comportamiento e interacción de las personas con su entorno. Nada es al azar y toda creación posee un significado e interpretación. Por ello, varios diseñadores han decidido cambiar su concepción de qué es moda, integrando a sus propuestas el concepto de la deconstrucción. Este término fue acuñado por el filósofo francés Jacques Derrida y según la Real Academia Española significa: “Desmontaje de un concepto o de una construcción intelectual por medio de su análisis”. Y precisamente, esta palabra tiene una profunda importancia en el trabajo de algunos creativos como Rei Kawakubo o Yohji Yamamoto.

Desde las ansias de cambiar la moda y presentar un concepto trasgresor, en los años 80, precisamente en Japón, algunos diseñadores integraron a su trabajo el término de deconstrucción. Y a partir de la reinterpretación de las siluetas tradicionales y la ropa normativa, entregaron diseños extravagantes que representaban todo lo contrario a lo que ya existía en la industria occidental. El objetivo era entender desde otras perspectivas qué es el vestuario y cómo debe llevarse en el cuerpo.

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Por ello, la experimentación es fundamental. Ya que, la idea es traducir los valores clásicos y plasmarlos en piezas que a simple vista puedan ser excéntricos. La moda es un lenguaje no verbal y justamente, los directores que han adaptado el deconstruccionismo a sus propuestas buscan que las prendas hablen por si solas, y como dijo Kawakubo en alguna ocasión: “No necesitas hablar conmigo. Solo tienes que mirar la ropa. Lo que quiero decir está ahí”.

Por lo tanto, lo conceptual empezó a formar parte importante del proceso indumentario. Pues, detrás de estos diseños hay un mensaje que el creador quiere transmitir. Al igual que los artistas japoneses que implementaron la deconstrucción en su trabajo, Maison Margiela y Dries Van Noten adaptaron este movimiento a sus confecciones. Entregando una vanguardia trasgresora que tuvo de base principal la experimentación, dando como resultado una reinterpretación de los códigos tradicionales y generando piezas llamativas que cuestionan lo establecido.

Por otro lado, en el deconstruccionismo, el cuerpo es el centro de la creación y la reflexión funciona de herramienta en el mensaje final. La figura humana es parte crucial de la elaboración de la prenda y en la mayoría de los casos se unen como si fuesen una sola. Por ello, la relación entre la piel y el diseño es fundamental. Pues, no solo lleva la ropa, sino que conecta con ella y se convierte en parte de la obra. Así, este estilo le ha entregado a la industria otro significado que va más hacia lo filosófico. Finalmente, en la cotidianidad, lo podemos encontrar, en piezas con volúmenes, de tipo oversize, telas rígidas u otras.

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