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MARIA GRAZIA CHIURI Y SU HOMENAJE A LA PUGLIA EN DIOR CRUISE 2021

Por Claudia Sáiz. - febrero 19th, 2021

Maria Grazia Chiuri rinde homenaje a la memoria, a los valores, la cultura y el futuro de la excepcional artesanía de Puglia con su última colección crucero 2021 de Dior. Un verdadero viaje a los orígenes, para poner en alto las tradiciones, las raíces y el arte costurero de esta región, donde nació su padre, alrededor de la plaza de Lecce.

Tierra de campesinos y de pescadores. Playas bañadas por dos mares, el Adriático –con una costa escarpada, cincelada en roca– y el Jónico –con calas idílicas–. Al norte, la península de Gargano, con una especie de Costa Amalfitana en miniatura. Al sur, Salento, famosa por sus vinos y sus lenguas de agua, enmarcadas por casas colgantes, con cuevas subterráneas donde aún retumban los ecos piratas. Con este telón de fondo, la directora creativa de Dior, Maria Grazia Chiuri (Roma, 1964), ha querido bucear en sus propias raíces y en las de esta región, Puglia, para insuflar de vida su última colección crucero 2021 de la Maison. Un desfile, celebrado en la plaza del Duomo de Lecce, fue la culminación de este homenaje. Una orquesta en vivo, una banda sonora compuesta por el director Paolo Buonvino, un espectáculo coreografiado por Sharon Eyal y un mágico despliegue de luces que evocaban las tradicionales luminarie, estructuras arquitectónicas realizadas con bombillas de colores que adornan las calles y palacios de las ciudades italianas durante las fiestas, antiguamente las religiosas. En este caso, eran de la artista contemporánea Marinella Senatore, y entre ellas se colaban mensajes feministas como ‘un deseo es revolucionario, porque busca aquello que no se ve’, ‘nos elevamos levantando a otros’ o ‘la diferencia para las mujeres son milenios de ausencia de la historia’. Una perfecta simbiosis entre la esencia de la casa y el trabajo de las pequeñas manos mágicas de los artesanos de este refugio en el sur de Italia. Una auténtica vuelta a los orígenes.

En el universo que Maria Grazia Chiuri ha imaginado para Dior se unen en una sinfonía perfecta de savoir-faire, arte y, por supuesto, feminismo. Desde que se convirtió en la primera mujer en ponerse al frente de esta casa parisina a su llegada en 2016, la italiana se ha alzado como un estandarte del movimiento dentro de la industria, demostrando que una simple prenda puede ir mucho más allá de la estética y lanzar un poderoso mensaje. Y es que la diseñadora es una mujer reivindicativa y todoterreno, a la que nada ha conseguido frenar. Ese espíritu luchador lo comparte con su hija Rachele, asesora cultural de Dior y la gran referencia de Chiuri para tejer la teoría feminista. Con estas poderosas afirmaciones en su haber, decidió regresar a Italia para presentar su colección Crucero 2021. Una travesía a las raíces para poner en valor la artesanía y las tradiciones de Puglia, la zona donde nació su padre, Antonio. Sin público, pero cerca de todos aquellos artesanos y artistas locales que contribuyeron y colaboraron en un proyecto que supone el primer desfile de la casa en el país, y que se puso en marcha en noviembre de 2019. “Para mí, fue un sueño hacer algo en un lugar tan cercano a mi herencia, porque mi padre nació allí. He estado yendo a Puglia toda mi vida, es un lugar que llevo en mi corazón. Esta propuesta es una oda a la zona, a su naturaleza y a su color. Aquí las tradiciones perduran y evolucionan con el tiempo. Quería hablar sobre mi experiencia y reflejar cómo esta tierra tan especial también influyó en mi punto de vista sobre la moda”. Por este motivo, la diseñadora rastreó en su memoria hasta llegar a su amor por la artesanía y los recuerdos familiares sobre cómo sus miembros, incluida su abuela, se dedicaban a trabajar la tela al frente de sus casas. “En esa época, todas las mujeres tenían un telar en casa. Fue como hacer un viaje en mi memoria, y también entender mucho más sobre mí misma, por qué estoy tan interesada en estas cosas”.

Los textos sobre este territorio del antropólogo Ernesto De Martino fueron el punto de partida para adentrarse en sus raíces y dejarse transportar por las energías allí presentes; desde las creencias mágicas, como el tarantismo, hasta su papel como símbolo del made in Italy, como demuestran proyectos como Tessitura Calabrese y Le Costantine. Dos organizaciones locales que se dedican a preservar las antiguas técnicas de tejido. Esta última fundación posee un atelier que se ha puesto al servicio de la Maison, y sus telas –elaboradas con técnicas ancestrales– decoran sus chaquetas… incluida, desde luego, la icónica Bar. “Para mí, unir estas habilidades de excelencia con la herencia de Dior ha supuesto una aventura cultural extraordinaria que me ha llevado a un potente diálogo creativo. Le Costantine es uno de los sitios más emblemáticos de Puglia, y ‘Cantando e Amando’ es su lema, así como el nombre de su taller. En él, se teje a mano en telares antiguos, con métodos que se remontan varios siglos atrás en el tiempo. En nuestras piezas, esa consigna se integra mediante un acolchado especial utilizado para realizar las faldas, haciéndose eco del sello Christian Dior”, destaca Maria Grazia.

También se materializa en ellas la naturaleza salvaje de la zona, a través de motivos florales dibujados por el artista Pietro Ruffo para la ocasión, y basados en el libro ‘De Florum Cultura’, de Giovanni Battista Ferrari (1633), un campo repleto de espigas de trigo y el clásico vestido Miss Dior bordado con flores diseñado por el propio Christian Dior en 1949. Tal y como aclara la directora creativa, la idea era “lograr un estampado único inspirado en Puglia, ilustrando las franjas de flores silvestres que crecen al azar en los campos de trigo o en los bordes de las carreteras, como los acianos que caracterizan el paisaje”. Dicho y hecho. Estas brotan en vaporosos vestidos de tul, camisas y shorts. Muchas de ellas, junto a mariposas y elementos campestres, surgen gracias a bordados elaborados con la técnica del tombolo por la costurera Marilena Sparasci –una de las últimas bordadoras que aún practican y enseñan este arte–, o encaje de bolillos, que surgió en este país en el siglo XV y que se encuentra en peligro de extinción. “Es un trabajo de rara fragilidad y belleza. Es casi una obra de arte”. Maria Grazia aderezó a sus diosas salidas de las raíces de la tierra con cinturones corsé de cuero, brazaletes tallados en los puños y elaborados aros de oro inspirados en el ‘Ori di Taranto’, una colección de joyas antiguas protegidas en el Museo Arqueológico Nacional de Taranto. Tesoros que vistieron el sueño de una noche de verano.

Cortesía de Dior 

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