El nombre Love no es porque sí. La esclava del eterno sentimiento es una representación absoluta de lo que es el amor en su forma más pura. Y curiosamente tiene su origen en un corazón rolo, el de Aldo Cipullo. Tras una ruptura amorosa, el diseñador pensó en que una pieza única podría ayudar a quitar su dolor. “Me sentí muy triste (…) Quería algo que nadie pudiera quitarme. Estaba buscando un símbolo permanente de amor”. ¿Y qué más permanente que una esclava?

Esto ocurrió en 1969 y tal fue su popularidad que hasta el día de hoy es uno de los accesorios más icónicos de Cartier. De por sí pulsera esclava es una joya básica e imprescindible en el bijoutier de una mujer. Es el complemento ideal y más versátil que hay para cualquier look y ocasión. Love responde a este modelo de brazalete y a lo largo de los años ha inspirado muchas leyendas que la vuelven aún más famosa. Además del rechazo amoroso del diseñador, la pulsera también recibió uno. Cipullo trabajaba en Tiffany & Co y fue a ellos a quienes les propuso la idea, sin embargo, la rechazaron. Su ímpetu no le permitió rendirse y se la presentó a la maison francesa, el resto ya es historia. No solo creó esta, sino también, la célebre línea Juste un Clou.

Cortesía de Cartier

La pulsera de entonces y la de hoy tienen pocas diferencias, está creada en oro de 18 quilates y se conforma por dos arcos que se atornillan para sellar la esclava. La gran gracia es que ésta viene junto con un pequeño desatornillador que permite que sólo se pueda abrir con éste. Antiguamente todos los tornillos eran funcionales, lo que volvía el proceso un poco engorroso, ahora solo dos giran. No es novedad que Aldo Cipullo tenía una fascinación por los objetos ordinarios y la ferretería, esto fue lo que inspiró aquel detalle único de Love. Uno de los rumores que existen en torno a este brazalete es que, en los primeros años de su existencia, la firma solo permitía a las parejas comprarlo, pero más tarde esta tendencia sería abandonada.

Cortesía de Cartier