Al parecer, eliminar las redes sociales o las imágenes de estas se ha convertido en una costumbre por parte de las marcas. Una estrategia de marketing tan arriesgada como efectiva y que por supuesto, logra su cometido, capturando la atención del público. Primero fue Bottega Veneta que, en enero del presente año, eliminó su cuenta de Instagram dejándonos con un sinfín de dudas que en abril nos (me) hicieron pensar que tal vez se trataba de una táctica de protección ante las posibles críticas por la fiesta en el Berghain. Hace un par de semanas, Balenciaga decidió seguir los pasos de la maison italiana y aunque no se apartó de las plataformas digitales, borró todas sus publicaciones.

Bajo un manto de misterio, la firma nos llevó cuestionarnos: ¿se viene un nuevo lanzamiento? ¿otra identidad? ¿otro logo? Tras cautivarnos con un regreso a la Alta Costura definido por el encuentro entre la maestría arquitectónica de Cristóbal Balenciaga y la irreverencia de Demna Gvasalia, todo era posible. Sin descripciones y con apenas 10 rostros, la casa española develó su nueva campaña. ¿La sorpresa? Isabelle Huppert y Justin Bieber. La presencia del cantante conmocionó a la audiencia, el mundo se paralizó por un instante y el look del canadiense se convirtió en el foco de atención.

Cortesía de Balenciaga

Entre siluetas negras y una que otra figura en azul o beige, Balenciaga rompió los estereotipos con una diversidad etaria, de género y racial. Nociones que se han hecho parte de la firma española y donde la visión Gvasalia ha sido fundamental. Con un aire renovado, la campaña evoca la esencia de su Pre-fall 21 a través de una funcionalidad lista para viajar. Sin embargo, las proporciones maximalistas fueron dejadas a un lado y los abrigos se ciñen -relativamente- al cuerpo para darle fluidez a los movimientos. Así también, presenta una sofisticación contemporánea que promete conquistar el street style con líneas más limpias y sobrias o quizás, es obra de los tonos oscuros.

Paralelamente y con un garaje de fondo, los bolsos cautivaron la atención con un baguette en tono turquesa y otras figuras más clásicas que evocan las carteras de Bottega Veneta y Jacquemus. Piezas verdes, blancas y negras que entre acabados de piel de serpiente y un gran broche con la B, ofrecen una funcionalidad exquisita y de doble uso. Por un lado, pueden utilizarse como un bolso de mano o se les puede agregar la cadena para colgarlos en los hombros. A la vez, los dad shoes aparecen para rememorar la estética de una película estadounidense de los 90 y 2000. Zapatillas para correr de nailon y malla que son lucidas por Justin Bieber. Un modelo junkie que encanta gracias a la presencia del cantante. En fin, qué es más llamativo: ¿la estrategia de marketing de Balenciaga, o el canadiense siendo el nuevo rostro de esta?

Cortesía de Balenciaga