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Lifestyle, Reportaje

LA REVOLUCIÓN DE 1997: FASHION BIG BANG

- junio 7th, 2023

Calificado como un hito decisivo, ese año tuvo tal repercusión que se le considera como la plataforma de lanzamiento de la moda del siglo XXI. La exposición ‘1997 Fashion Big Bang’, en Palais Galliera, convoca al público a revivir con emoción y gloria las colecciones, desfiles, inauguraciones y sucesos que definieron el panorama de la industria tal y como la conocemos hoy. Es un tributo a una época vertiginosa y significativa en cuanto a estilos y tendencias. Una explosión creativa y cultural que transformó al mundo.

por ANDREA LEÓN P.

fotografías gentileza PALAIS GALLIERA

Más que una hoja de calendario, 1997 fue un fenómeno global complejo, noticioso, innovador, trágico y perturbador. En la moda, las inolvidables supermodelos protagonizaron icónicas y millonarias editoriales ante los lentes de los aclamados fotógrafos, como Bruce Weber, Peter Lindbergh, Mario Testino, Steven Meisel, Annie Leibovitz y Patrick Demarchelier. Kate Moss era la musa absoluta enfundada en sus vestidos minimalistas, y Tom Ford sacaba chispas en Gucci. En la música, las Spice Girls, Britney Spears y Backstreet Boys reinaban en todas las radios. Diana Spencer y Gianni Versace, entrañables amigos, mueren con un mes y medio de diferencia. Kate Winslet y Leonardo DiCaprio hicieron llorar a millones de espectadores con ‘Titanic’, efecto que permanece intacto 25 años después. Y una desconocida escritora J. K. Rowling publicaba el primer volumen de la saga ‘Harry Potter’. Es así como el Palais Galliera presenta ‘1997 Fashion Big Bang’, una muestra centrada en este período para difundir su impacto en la historia de la moda contemporánea. Hasta el 16 de julio del 2023, los visitantes pueden efectuar un recorrido cronológico mes a mes, que incluye más de 50 siluetas que forman parte del archivo del museo parisino, así como piezas de coleccionistas, destacadas firmas y otros espacios culturales. El montaje contempla valiosos documentos.

CUESTIONAR LAS CONVENCIONES

El nuevo milenio se acercaba, generando esperanzas e incertidumbre. Durante la Semana de la Moda en París de ese año (correspondiente a la temporada Primavera-Verano), dicha ciudad recuperó su sitial como capital de la moda en un contexto de crisis económica y una fuerte competencia internacional. Esto se refleja en el circuito donde se pueden apreciar los cuerpos con volúmenes distorsionados de Comme des Garçons, de la colección ‘Body Meets Dress, Dress Meets Body’, y las prendas conceptualizadas de Martin Margiela que integraron ‘Stockman’. Estas dos propuestas, presentadas con un día de diferencia en el evento parisino, reinterpretaron la figura femenina de manera radical. En esa ocasión, Rei Kawakubo le dijo a Vogue: “Nuestro trabajo es cuestionar las convenciones. Si no nos arriesgamos nosotros, ¿quién lo hará?”. Asimismo, Le Monde planteaba que el trabajo de Margiela estaba “lejos de las proezas visuales. Con su aspecto inacabado, ofrece una definición del oficio: el sentido de la línea, el trabajo a mano y la necesidad de precisión milimétrica”. En el catálogo de la muestra también están presentes Raf Simons con su visión de los cánones de belleza masculina en ‘Black Palms’, Christian Lacroix, Helmut Lang, Jean-Charles de Castelbajac, Gianni Versace y la Baguette de Fendi. En el ámbito musical, se incluye la camiseta de torso musculoso que Walter van Beirendonck creó para Bono, como parte del vestuario del ‘Popmart Tour’ de U2, y el kimono de Alexander McQueen que lució Björk en la portada del disco ‘Homogenic’, plasmada por Nick Knight. Asimismo, se le dedica un espacio a la inauguración de la concept-store ‘Colette’, ubicada en la Rue Saint-Honoré y que cerró sus puertas en 2017. En sus ocho mil metros cuadrados, esta tienda con su singular fórmula era un punto de confluencia entre moda, arte y cultura. Alexandre Samson, historiador de la moda y jefe del departamento de Alta Costura (cuya colección data de 1947) y Diseño Contemporáneo del Palais Galliera, quien estuvo a cargo de fundamentales exhibiciones sobre Martin Margiela y Alber Elbaz, es el curador de esta exposición. En su opinión, “este período marcó la transformación de la Alta Costura en un espectáculo mediático y dramático, que acaparó la comunicación a escala mundial a la que ahora estamos acostumbrados”.

LA NUEVA GENERACIÓN

Cabe consignar que ese año, Jean Paul Gaultier y Thierry Mugler, legendarios diseñadores de los 80, entraban al selecto grupo de la Alta Costura con ‘Atmosphere of a Couture Salon’ y ‘Les Insectes’, respectivamente. Gaultier demostró que la explosiva mezcla de ingenio, ironía y soberbia artesanía podía crear obras maestras. En tanto, Mugler, con sus trajes ‘hormiga’ de cintura ceñida y charol, y su espectacular vestido de mariposa con plumas y cola de terciopelo negro, confirmó sus poderes creativos y contribuyó a inyectar una nueva energía en las pasarelas. Samson recalca la existencia de una “sensación de libertad en el diseño de moda, donde todo parecía posible. Las cuestiones que hoy sacuden la industria sobre feminismo, inclusión, ecología y apropiación cultural estaban ausentes o eran marginales”.

Por otra parte, emblemáticas casas francesas pasaron a manos de una nueva generación de diseñadores británicos, como Alexander McQueen en Givenchy y John Galliano en Christian Dior. Si bien este sistema apareció a mediados del siglo XX, se convirtió en una especie de norma en 1997 con 10 nombramientos y sus primeras colecciones. La globalización de la moda se aceleró, prefigurando las décadas de 2000 y 2010. Directores artísticos jóvenes y poco conocidos alcanzaron la fama, ya sea en solitario o al frente de grandes marcas, y que continúan siendo actores de la industria: Hedi Slimane asumía en Yves Saint Laurent, Stella McCartney en Chloé, Nicolas Ghesquière en Balenciaga y Olivier Theyskens presentó su primera colección en París con solo 20 años. ¿Acaso la moda está obsesionada con el pasado? Alexandre Samson responde que sí, porque “es como un refugio en tiempos de crisis”. Y aporta una idea crucial: “Si la moda pretende influir o impactar en esta época, necesita comportarse con libertad, independencia, singularidad y creatividad. La ropa es, ante todo, una experiencia física que culmina a través de los ojos, las expresiones, los sentimientos y las emociones de otras personas” … CONTINÚA LEYENDO EN ISSUE #49 SUSCRÍBETE AQUÍ

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