Transformó la moda masculina y su propio vestir fue una declaración de cambio y adaptación. El fin de semana se llevó al pionero del pret-á-porter, Nino Cerruti. Tenía 91 años y debido a unas complicaciones derivadas de una operación a la cadera su vida se vio truncada, dejando un amplio legado textil. Nació el 25 de septiembre de 1930 en la ciudad de Biella, al norte de Italia. Desde pequeño se relacionó con los textiles y la moda; su abuelo fue el fundador de Lanificio Fratelli Cerruti, la fábrica textil donde, entre la producción de las mejores telas italianas, afloró el talento del estilista. Fue en 1950 cuando se adentró en el diseño de moda, revolucionándola y haciendo de los trajes una pieza funcional y flexible. Un adelantado para sus tiempos, cuya visión vistió a hombres y mujeres con las mismas prendas, catapultó a Giorgio Armani y ensalzó el cine.

“La historia de la moda para hombres está en la ropa que yo vestí y en su evolución; el volumen era mucho mayor en los 50, y en los 60 se hizo angosto” comentó Cerruti en alguna ocasión. Y así es. Las transformaciones de las prendas masculinas se reflejan en el armario del diseñador. Blazers con estampados pasley muy de los 60/70, de la época de los Beatles y del pañuelo Ascot. O la atemporalidad de un saco recto y una camisa a rayas. Por supuesto, en materiales flexibles, que permitieran el movimiento y que incluso, se adaptarán para un partido improvisado. Actualizó la moda masculina, la relajó y la liberó de esa formalidad estricta. “La moda es fantasía” dijo en algunos de los tantos momentos en que filosofó sobre la industria y bajo esta máxima, construyó un legado de Alta Costura y ­pret-á-porter.

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En 1957 lanzó la colección Hitman, con la cual revolucionó los closets masculinos, llenándolos de versatilidad y movimiento. Ninguna de sus creaciones coartó la movilidad ni tampoco se ciñeron a lo estrictamente masculino o femenino. La deportividad vivía en cada uno de sus diseños y según explicó, siempre vistió a la misma persona: él mismo. De esta manera, se aseguró de que sus siluetas fuesen flexibles, perfectas para el hombre moderno y con esa deportividad elegante, en 1994 fue designado como el diseñador oficial de la armaduría de Ferrari. Casi 30 años antes, en 1967, atraído por el escenario parisino de la moda y su desenfado glamoroso, fundó Cerruti 1881. Una firma con sede en Francia, pero cuyas raíces se encuentran en Italia. Incluso, el “1881” hace mención a sus orígenes, a su abuelo, fábrica textil que este construyó y aquella que lo catapultó a los atelieres.

Con su marca internacionalizó el “made in Italy”, y la sofisticación sartorial se llenó de innovación y casualidad. Pero su visión traspasó las pasarelas y las vitrinas, extendiéndose hasta la pantalla grande y vistiendo a Michael Douglas en Atracción Fatal (1987) y Bajos Instintos (1992). Asimismo, vistió a Jack Nicholson en Las Brujas de Eastwick (1987), Richard Gere en Pretty Woman (1990) y Christian Bale en American Psycho (2000), entre otros. Looks elegantes, clásicos y a la vez, modernos. Patrick Bateman (Bale) era un millonario asiduo al deporte y claro, vestía Cerruti. Lo mismo Edward Lewis (Gere) con ese estilo de american gigolo. Como en tantos ámbitos, Cerruti fue un pionero; entre el cine y la moda o la moda y el deporte. Incluso, un pionero del futuro de la industria.

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“Con los años perdimos el contacto, pero siempre lo he considerado una de las personas que ha tenido una influencia real y positiva en mi vida. Él fue quien forjó mi gusto por la sastrería refinada, al igual que me enseñó la importancia de tener una visión integral”, comentó Armani respecto a quien fue su tutor y con quien mantuvo una respetuosa rivalidad creativa. “Il Signor Nino tenía una mirada aguda, era genuinamente curioso y atrevido”. Y tal como cerró Armani en su publicación, se le va a echar de menos. Pero su legado prevalecerá con la libertad de los sueños, la creatividad del arte y el movimiento de la moda. “Hoy, los contenidos científicos dominan el mundo y esto estrecha nuestra libertad. La moda no es ciencia, es fantasía”, Nino Cerruti (1930-2022).

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