“Ahora las cosas son poco uniformes: hay ‘este tipo de persona’ y ‘ese tipo de persona’. Es agradable ver a la gente optar por algo que no se considera lo mejor del momento”, expresó Luke Meier, co-director creativo de Jil Sander. Tras haber trabajado ocho años en Supreme, el diseñador tiene un aprecio especial por el eclecticismo y la individualidad del estilo callejero de Nueva York de los 90.

Esta colección masculina es indudablemente una reacción a la uniformidad que menciona el marido de Lucie Meier: los colores vibrantes, la sastrería relajada y los looks monocromáticos tienen un dejo de uniforme utilitario. Se presentan ciertos elementos gráficos que hacen recordar a Donald Judd, a quien Luke admiraba y pasaba por su edificio en SoHo todos los días: el cárdigan lila estilo abuelita o un chaleco animal print de leopardo que se asoma bajo el abrigo largo. En la misma línea neoyorquina están los sweaters de punto con las palabras “Fun” y “Paradise”.

Más allá de los guiños a la gran manzana, Luke dijo que: “No tiene que estar cargado de referencias, simplemente puede ser gráficamente llamativo”. Las imágenes monocromáticas con trajes de un solo color y el fondo en la misma tonalidad crean el efecto uniforme que el director creativo buscaba. Al mismo tiempo, la necesidad de una vestimenta utilitaria se evidencia en la combinación de abrigos formales, con jockey y cinturones que acentúan la silueta. Un detalle que no pasa desapercibido es el pañuelo triangular en el cuello en la mayoría de los outfits, creando un aspecto rebelde y callejero.

Cortesía de Jil Sander