Rebeldía, experimentación y sofisticación son algunas de las palabras que definen la primera colección de otoño-invierno de Matthew Williams en la cabeza de Givenchy. Una colección que, según Williams, “trata sobre una tensión constante entre dos mundos” donde la extravagancia y la elegancia del Couture se mezclan con la moda urbana. ¿El resultado? diseños que fusionan la emoción humana con la innovación tecnológica a través de pasamontañas, chaquetas de estilo puffer extragrandes que aportan una sensación de calidez y comodidad incluso por intermedio de una pantalla.

Y es que, de acuerdo con las palabras del director creativo de la casa francesa, “a veces no se trata de vender cosas. Se trata de que existan para el estado de ánimo… de encontrar un significado personal en circunstancias difíciles, de sinceridad en lo que hacemos más que de estrategia”. Una sinceridad que se puede apreciar en las figuras plasmadas del street style característico del diseñador, pero con la distinción artesanal de Givenchy. Siluetas trenzadas y voluptuosas que mezclan distintos materiales y técnicas en un exagerado y pulido estilo donde dominan los colores monocromáticos como el negro, café y gris.

Si bien en los diseños predominan los colores son simples, las prendas están lejos de serlo. Las telas transparentes y brillantes contrastan con la dureza de las prendas oscuras, mientras que los guantes de piel sintética y las polainas se yuxtaponen con las faldas drapeadas y el extravagante calzado presentando por Williams, quien finalizó diciendo que “la moda es una forma de ser, sentir y conectar” agregando que “queríamos aportar un sentido de realidad vivida junto con precisión, elegancia y extravagancia en la ropa y los looks”.

Cortesía de Givenchy