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LA ESENCIA DE MAISON MARGIELA

POR PÍA SCHLEEDE - enero 10th, 2024

El último desfile de la francesa Maison Margiela fue otro hito más de la firma. Un relato conmovedor, impecable en su ejecución, todo en medio de una temporada que se ha mostrado repleta de propuestas vistas, más bien realistas y donde la casa de moda sigue fiel a sus reglas. La pasarela de octubre pasado era de pulcro blanco para presentar la colección Co-Ed Spring Summer 2024, un show en París que se pudo desplegar fácilmente de la mano de su director creativo, John Galliano, con códigos que tanto él como la firma respiran y tienen a modo de mantra. Se trató de una colección de absoluto negro y ciertos matices cálidos, para una propuesta sin mandamientos, ni géneros, ni definiciones tradicionales que arriesguen alejarse del espíritu Margiela. Trajes sastre, chaquetas, pantalones y abrigos oversize, camisas de cuello y cuellos sin camisas. Siluetas transgresoras para mujeres y hombres sin importar el género. Vestidos para ellos y ellas, faldas para todos, bermudas largas, otras cortas. Lazos en calcetines y en todo. Guantes, trenzas y drama. Ciertos elementos con guiños a los años 50 y también con interpretaciones más osadas, abiertamente representativas de nuestro siglo. La genialidad continuó con el ensayo en telas más atípicas, como bolsas, plásticos laminados, alambres y retazos, técnicas aprendidas por Galliano que van desde su experiencia en alta costura hasta su memoria emotiva fraguada en Central Saint Martins.

Había prendas con aspecto sin acabado, como costuras visibles y bordes deshilachados. Esto refuerza la idea de que las prendas, en la Maison, están en proceso de creación. Con Margiela siempre ha existido una experimentación de los materiales. Esto puede incluir telas recicladas, piezas vintage y también técnicas de sastrería poco convencionales. El epítome perfecto de lo que significa Margiela. Se trató de una gran rebelión, un acto sin reglas, pero con música de fondo, un camino que la firma y Galliano han definido hace décadas juntos y por separado. Esta temporada, con la colección Ready-to-Wear 2024 se contó una historia, un testimonio que habla de las barreras que se pueden romper y de los códigos que podemos desafiar. Es decir, todo lo que está escrito se puede borrar y volver a escribir.

Cortesía Maison Margiela

La asimetría y el juego con las formas daban una sensación de desequilibrio absolutamente deliberada. Esto revela una estética interesante y basada en lo no convencional, alteración que implica desmontar las piezas, deshaciendo costuras, cortando y reorganizando  los elementos de cada prenda. De esto resulta una apariencia que parece estar en constante proceso de cambio y transformación. Un minimalismo único que se basa en la no ostentación. Y es que Maison Margiela basa su genética en el  concepto de un supuesto inconformismo y la subversión eterna a las normas, así John Galliano utiliza su propio lenguaje visual creando un nuevo vocabulario técnico, que consolida a la firma como una entidad realmente única y casi independiente  del mundo de la moda. De esta forma, se incorporan elementos de escapismo y surrealismo en las colecciones, lo que puede resultar en prendas y también en accesorios con toques teatrales y artísticos. Acá hay riesgo y una propuesta desafiante. No existe lo típico. Hay diversión, pero,  a la vez, una confección exquisita que recuerda la sastrería más distinguida y conservadora nunca antes vista. La propuesta se arroja y se dispone a los pies de quien quiera adoptarla. Su estilo se ha convertido en un referente para quienes buscan un estilo experimental y conceptual. Eso es Margiela, un precepto no obligado, sino más bien un cúmulo de emociones que caminan junto a lo que se supone debiese ser la moda.

EL CRUCE DE CAMINOS

La historia de Maison Margiela comienza con el diseñador belga Martin Margiela en 1988. Un creativo que creía en el proceso, con gran enfoque en los conceptos y la reinvención de las normas. No quería seguirlas. Graduado de la Real Academia de Bellas Artes de Amberes, en Bélgica, fundó la firma en París y al poco tiempo la casa de moda se convirtió en un movimiento, una expresión y un lenguaje de jóvenes adeptos a la irreverencia, al arrojo y a lo no establecido…CONTINÚA LEYENDO EN ISSUE #53 SUSCRÍBETE AQUÍ.

Cortesía Maison Margiela

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