Fue la combinación de extravagancia teatral con una expresión profunda de poder personal lo que dirigió el último desfile de Mugler. El directora creativo, Casey Cadwallader, rindió homenaje al legado de la marca mientras mostraba una nueva visión para el futuro. Durante el Paris Fashion Week, la pasarela fue mucho más que una simple exhibición de la colección; fue una experiencia sensorial completa. En un gimnasio convertido en un escenario se realizaron múltiples actos que sumergieron a los espectadores en un mundo de misterio y emoción.

En un principio hubo una gran cortina negra, la cual cayó tras la llegada de la primera modelo. Luego, una sucesión de prendas se revelaron entre las sombras y máquinas de humo, mientras drones recorrían el set. El lineup presentó terciopelo, cuero, sastrería y una actitud empoderada. La colección se inspiró en el glamour vampírico de los años 80, desde corsetería transparente hasta armaduras de cuero moldeado.

La maison agregó una capa adicional de profundidad al realizar una colaboración con la artista Ambera Wellmann a través de estampados inspirados en sus pinturas surrealistas. Asimismo, la inclusión de figuras como Paloma Elsesser y Kristen McMenamy en la pasarela destacaron la celebración de la diversidad y la individualidad. Sin duda, el desfile sirvió como un recordatorio del poder personal y la liberación que la moda puede inspirar.

Fotos cortesía Mugler