Mientras las tendencias cambian y avanzan con velocidad, Ferragamo se mantiene firme en sus ideales: un trabajo tributo a la artesanía italiana y a la elegancia excepcional. Basarse en otras épocas para crear moda solo funciona cuando se logra estar conectado con la actualidad y sus exigencias; y eso lo pudimos comprobar en esta última colección. Traer el pasado al futuro es posible y Ferragamo lo hace a través de tejidos de cachemir, abrigos estructurados y una interminable lista de detalles inspirados en los años 20.

Las siluetas son impecables y se dejan ver a través de tonalidades cálidas, texturas vibrantes y delicadas al tacto. El primer color es el verde musgo o militar que se imprime desde maxi abrigos hasta camisas y vestidos fluidos. Los hombros se toman el protagonismo y aparecen dando luces de que todavía no es el fin de lo que conocemos como oversize. Al mismo tiempo afirma que los cuerpos son diversos, al igual que la elección de los diseños, por eso, varias de las prendas pueden ser utilizadas en hombres y mujeres.

No hay que perder la atención en los accesorios. El tiempo ha sido fiel y ha permitido a la firma llegar a la pasarela con lo mejor del calzado. Los zapatos parecen de otro planeta aunque siguen formas tradicionales como los brogue o las hebillas tipo monje. Pequeñas plumas se asoman a la luz y agregan el equilibrio perfecto entre el paso de los años y lo que hoy se necesita. El cuero también fue parte de esta atmósfera de sofisticación italiana, donde parecían ser básicos para cada día. Estaban listos para llevar a casa.

Fotos cortesía Ferragamo