Un desfile que desafía las convenciones de tamaños y proporciones. Marc Jacobs celebra 40 años de innovación en la moda con una colección que nos transporta a un universo diminuto. La escenografía incluyó una mesa gigante con sillas, creando la ilusión de un entorno en miniatura. La casa de moda estadounidense, conocida por sus fashion statements, reinventó su amor por las siluetas voluminosas al adoptar una estética de muñecas para este desfile conmemorativo. 

Cortesía Marc Jacobs

Las modelos, transformadas en muñecas, lucieron prendas oversize con hombros exagerados, mangas abullonadas, botones de gran tamaño y shorts desmesuradamente amplios. Los voluminosos cabellos y el maquillaje de ojos inspirados en los años 60 complementaron perfectamente los atuendos. Las modelos caminaron por la pasarela con pasos robóticos y miradas sin vida, contribuyendo a la fantasía. 

Cortesía Marc Jacobs

Aunque el desfile rebosa de creatividad, la infantilidad y el juego de tamaños de las prendas restan un poco de la sofisticación y elegancia características del diseñador. Pero, desde una perspectiva artística, la puesta en escena resulta cautivadora y divertida. Sin duda, se convirtió en uno de los desfiles más icónicos de este año.