Si hablamos de la imagen viva de la moda masculina de los 60 en Europa, podemos decir que Alain Delon es la persona que más representa este estilo. Nacido en 1935 en Francia, su nombre fue uno de los más reconocidos del continente, luego de convertirse en un famoso actor de cine. Llegando a interpretar papeles protagónicos, Delon tuvo la oportunidad de mudarse a Hollywood para transformarse una estrella a nivel mundial. Sin embargo, como buen francés, no tuvo ningún interés en aprender inglés y cambiar su forma de vivir de manera abrupta, por lo que decidió quedarse en su tierra natal.

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Tenía una actitud rebelde que llamaba la atención de quien estuviera cerca de él. No le gustaba seguir los parámetros impuestos en la sociedad. Por lo mismo, aseguraba que no se preocupaba demasiado de su vestir. Pero, de manera contradictoria, ese era uno de los motivos por los cuales era tan reconocido. Su prenda de confianza, que nunca falló, fueron las camisas, que solía llevar medio abiertas, dejando al descubierto su pecho. Dentro y fuera de las cámaras, llevaba consigo dos accesorios a todos lados: los anteojos de sol y los cigarrillos. Dos elementos que se convirtieron en una pieza esencial de su imagen.

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Su manera de vestir se puede resumir en un eterno verano francés, un estilo que se refleja en sus filmes “El Rolls-Royce Amarillo”, “La Piscine” o en “Plein Soleil”. Lo anterior toma sentido, debido a que solía pasear en su velero por la Riviera Francesa, muchas veces sin camisa y con pantalones de lino. Colores neutros y diseños sin estampados era lo único que usaba el actor en su diario vivir, diferenciándose de la moda estadounidense. Para el francés, mientras más simple era su vestimenta, mejor. Nunca buscó llamar la atención con siluetas voluminosas o colores vibrantes. Su estilo marcó una diferencia en aquella época y su lema de simpleza y sutileza al vestir lo convirtió en un ícono de la moda masculina.