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Lifestyle

HISTORIA DE UN CLÁSICO: EL ICÓNICO BAÚL LOUIS VUITTON

POR FELICITAS JEFFERIES - agosto 19th, 2021

Dieciséis. Esa es la edad que un joven Louis Vuitton tenía cuando, sin saberlo, tomó la decisión que cambiaría no solo el curso de su vida, sino de la moda. Esa es la edad que tenía cuando en 1837 llegó a París a pie y se convirtió en un maestro artesano de baúles. Una época en la que los medios de transporte principales eran los barcos, trenes y coches a caballo, donde el equipaje salía maltratado y no cualquiera resistía. Tras 17 años de aprendizaje del Sr. Maréchal, Louis Vuitton abrió su propio taller en la 4 Rue Neuve-des-Capucines.

El éxito fue inmediato, su imperio comenzó a expandirse rápidamente y abrió el icónico taller de Asnières en 1859, que en la actualidad sigue funcionando. Partió con 20 empleados y para 1914 ya eran 225. Lo que revolucionó la industria de los baúles fue el candado que el maestro artesano junto a su hijo Georges implantaron en los suyos. Fue en 1886 que crearon un sistema de cierre único con dos hebillas de resorte tan eficaz que el mismo Harry Houdini no quiso desafiar tras el reto público. El trabajo artesanal que implica crear uno de estos baúles puede llegar a tomar hasta seis meses, garantiza una alta durabilidad y precisión en todos sus aspectos. Para los marcos predomina el álamo secado durante al menos cuatro años. Además, se utiliza okoume y madera de haya, por sus propiedades flexibles y resistentes.

Cortesía de Louis Vuitton

Un detalle que pocos conocen es que cada baúl va firmado con un sello oculto, lo que garantiza su originalidad. La puntada que los artesanos ocupan es el cosido de silla de montar. Esta se ha realizado por más de un siglo de manera idéntica y su popularidad se debe a su alta resistencia. Para lograrla se usan dos agujas e hilo de lino recubierto en cera de abejas. Y como para Louis Vuitton nada quedaba a la suerte, la zona más propensa a dañarse, es decir, esquinas y bordes, va protegida por una fibra vulcanizada. Un textil único y exclusivo de la marca que lleva por nombre Iozine y, que, además, es reforzado con un clavo. En cuanto a la cerradura, esta está diseñada para ser abierta solo por el dueño, pues se crea una llave única para el cliente. Finalmente se alisa el cuero con un dispositivo especial que da un acabado perfecto.

Cortesía de Louis Vuitton

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