En un despliegue de arte y elegancia, Hermès transformó la sede de la Garde républicaine en un auténtico refugio de sofisticación, donde cada paso en la pasarela era un susurro de alta calidad y cada prenda, una obra que hablaba por sí misma. Con la diseñadora Nadège Vanhee-Cybulski al mando, la colección Primavera/Verano 2025 se convirtió en una celebración de la feminidad discreta y la artesanía sublime. En este encuentro, la moda se convirtió en poesía visual, dejando a la audiencia anhelando más que simples tendencias: un viaje hacia lo eterno.

Los diseños no hablaban de una sensualidad obvia, sino de una que se esconde entre líneas, entre pliegues de seda y cueros que se sienten como una segunda piel. La inspiración detrás de cada prenda fue clara: una mujer fuerte que no necesita demostrar su poder, porque lo lleva en cada paso. Los tonos terracota, beige y marrón envolvieron la pasarela como un susurro cálido, casi como si las prendas nacieran directamente de la tierra. Desde trench coats minimalistas hasta chaquetas de cuero suave, cada pieza parecía estar pensada para quien entiende que menos es, efectivamente, más.

Cortesía Hermès

Uno de los puntos más fascinantes fue la elección de materiales. Hermès no dejó de lado su icónico cuero, pero en lugar de imponerlo, lo moldeó con una ligereza inesperada. Mientras tanto, la seda y el algodón aportaron frescura y movimiento a una colección que jugaba con las texturas. El icónico bolso Birkin, símbolo eterno de exclusividad, también hizo su aparición en esta colección, pero con un giro sutil. En lugar de imponerse como el centro de atención, el Birkin se presentó en versiones minimalistas, con detalles refinados que respetan su esencia clásica, pero adaptadas a un estilo más relajado y funcional. El cuero suave y los colores neutros, como el beige y el marrón, hicieron eco de la paleta de la colección, demostrando una vez más que este accesorio es tan versátil como atemporal. Vanhee-Cybulski lo mantuvo en armonía con el resto de las prendas, recordándonos que, a veces, la verdadera alta gama está en los detalles que no buscan robar protagonismo, sino complementar con discreción.

Pero el desfile no estuvo exento de drama: un grupo de activistas irrumpió en la pasarela, protestando contra el uso de pieles exóticas, un tema que sigue rodeando a la marca. A pesar del incidente, el show continuó con una serenidad que solo Hermès podía mantener. Lo que la firma francesa nos deja con esta colección es una lección de control y maestría. No se trata de seguir modas pasajeras, sino de liderar con discreción.

Cortesía Hermès