No se trata de lo mejor de los ochenta y noventa. El brillo, las lentejuelas y los destellos están cada vez más presentes en la ropa masculina y lo último que vimos en las pasarelas lo confirmó. La estética se ha plasmado en trajes elegantes, también en camisas y chaquetas. Y a pesar de que suele ser un tipo de diseño propio de las fiestas, está mucho más vinculado a las salidas cotidianas. La ventaja de este tipo de prendas es que es muy fácil destacar, sin hacer mucho esfuerzo. Bastará escoger una o dos piezas que resalten y combinarlas con prendas básicas y no necesitarás demasiados accesorios. Sin miedo, Loewe presentó una propuesta arriesgada, con siluetas poco comunes para hombres y telas deslumbrantes que brillaban a la luz. La colección estaba compuesta de prendas vanguardistas y con opciones para todos los gustos. No solo las lentejuelas llegaron para quedarse. También las aplicaciones con cristalería, que tampoco son comunes en el guardarropa masculino y que esta vez, llenan de pequeños detalles cada espacio de la ropa. Detrás de este tipo de detalles hay un delicado trabajo hecho a mano que solo algunas firmas están dispuestas a asumir, sobre todo, si se trata de cristalería de altísima calidad.

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Tampoco importan las estaciones. Los brillos se lucen de día y de noche y también en invierno y verano. Solo dependerá de las ganas que tengas de arriesgarte con algo de diversión. Una tendencia emocionante, que invita sobre todo a los hombres a darle una oportunidad a las telas que salen de su zona de confort. Encontrar el balance perfecto ayudará a no confundir un blazer de lentejuelas con un disfraz. Para ello, debes contar con prendas que ayuden a equilibrar la cristalería y los brillos y dar con la cuota perfecta.

Cortesía Loewe y Dior