El 2020 trajo un sinfín de sorpresas y una de ellas fue la llegada de Matthew Williams a la dirección artística de Givenchy. Tras tres años colmados de los aires boho-románticos de Clare Waight Keller, la maison dio un paso a un estilo urbano y misterioso. La juventud arremetió en la firma y los gustos de millennials se fusionaron con la estética de la Generación Z. ¿El resultado? El comienzo de una nueva era. Aunque no cualquiera, sino, una más inclusiva, funcional y cotidiana. Williams nació en Chicago, pero creció sobre una tabla de skate en las cálidas calles californianas y su visión es una prueba de esto. Diseños industriales y arquitectónicos son parte de un portafolio sucumbido por el deporte suburbano de los 90, donde el Couture y streetwear convergen en las siluetas que, al ritmo de Kanye West, dejan atrás la tradicionalidad francesa.

Un cambio de ritmo que, sin duda, ha puesto en alza a Givenchy. volviéndose a posicionar como una de las grandes firmas de la industria, la maison ha vuelto a la competencia, aunque ahora, a la par de marcas como Off-White, Louis Vuitton (ambas dirigidas por Virgil Abloh), Balenciaga (con Demma Gvasalia a la cabeza) o incluso, Vetements (Guram Gvasalia). Casas que llevan la contemporaneidad en su ADN y que, gracias al talento urbano de los diseñadores, han conquistado al quisquilloso público millennial y Z. Hoy, las personas buscan expresarse con comodidad y estilo, pero también, con una elegancia que pueda ser llevada a diario. El streetwear es la nueva forma de vida y la firma francesa ha hecho suya esta premisa a través de la visión de Williams.

Cortesía de Givenchy

Su colección de debut (en octubre de 2020) coincidió con el Spring/Summer 2021 y lejos de las figuras ultrafemeninas, el diseñador creó una sastrería arquitectónica. Piezas modernas y estructurales que transitaron entre lo formal e informal con texturas y materiales disruptivos. Accesorios y pedrería unisex; diseños ideales para cualquier persona. Williams redefine el legado de la firma y la feminidad se deja encantar por la masculinidad, creando un todo preciso, pero que no necesita definición. Posteriormente, presentó el Pre-Fall y el Fall/Winter 21. En este último, el estadounidense exploró el lado oscuro de la maison y el misterio urbano aumentó. La extravagancia declinó en un sinfín de posibilidades ceñidas por la elegancia y la tensión del Couture y el streetwear. Paralelamente, el negro fue el protagonista de un futuro que, además de resurgir a Givenchy, dejó un Resort por descubrir.

Cortesía de Givenchy