De la silicona saltamos al bótox, y del bótox al ácido hialurónico. Las operaciones y los tratamientos estéticos han evolucionado de formas impensadas. Hace tan solo 15 años, los implantes y rellenos de silicona se apoderaban de los rostros y cuerpos, dejando – en muchas ocasiones – resultados indeseados como labios deformes y artificiales. Además de una serie de complicaciones que aparecían tras procedimientos mal realizados o por los químicos y derivados de la silicona. Liporelleno, polimetil, metacrilato, entre otros. Los resultados de las intervenciones eran inciertos. Los materiales empleados no se podían retirar, se endurecían y producían granulomas. No obstante, tras un sinfín de operaciones mal realizadas, los rellenos permanentes han llegado a su fin, siendo reemplazados por procedimientos modernos y no-invasivos, donde destacan el bótox y ácido hialurónico. Pero antes de que vayas por ese lip filler, ¿sabes cuál elegir?

Ante todo, debes saber que no se trata de que uno sea mejor que el otro, más bien, de las necesidades que quieres cubrir. Asimismo, debes tener en claro que no son lo mismo, ni tampoco funcionan de manera similar. Por una parte, la toxina botulínica de tipo A o bótox es una neurotoxina producida por la bacteria denominada Clostridium Botulinum. Por su parte, el ácido hialurónico es una sustancia natural del cuerpo humano, cuyas múltiples bondades hidratan y dan volumen. Y aunque ambas tienen la capacidad de minimizar arrugas y atenuar líneas de expresión, actúan de formas diferentes; el primero relaja y paraliza los músculos, evitando que estos se contraigan y muevan, y, por tanto, que se formen arrugas. Su periodo de duración varía según cada persona, sin embargo, no supera los seis meses, y en cuanto a los resultados, estos se observan a partir del segundo día.

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En contraparte, el ácido hialurónico es de efecto inmediato y su periodo de absorción oscila entre los ocho y 12 meses. No obstante, efectos perduran incluso cuando ya ha sido absorbido por el cuerpo, pues se transforma en colágeno y elastina. A su vez, estos proporcionar un mayor volumen, hidratación y luminosidad en la zona aplicada. Pero volviendo al lip filler, este no se limita solo a ese efecto voluminizador, sino que también permite perfilar y modelar los labios. Todo con un aspecto natural, donde la huella dactilar de nuestra boca queda en manifiesto, incluso cuando se han suavizado las líneas de expresión, se han definido los contornos o se ha realzado la zona. Y es que con el paso del tiempo y la gravedad, estas características se pierden y un poco de ayuda quirúrgica no viene mal.

Además, este procedimiento es ideal para quienes – me incluyo – vivimos con los labios deshidratados, partidos y secos. Como bien sabemos, el ácido hialurónico es un hidratante muy potente, cuya capacidad de retener el agua nos devolverá la hidratación y la vida al rostro. Asimismo, es un tratamiento ambulatorio, reversible, que desaparece de forma natural y gradual, y cuyos valores varían entre los 150 y 200 mil pesos chilenos (CLP). Pero si aun así no te atreves, puedes probar con los labiales voluminizadores de Too Faced. Lipstick brillantes y coloridos, que desde los 16 mil CLP prometen ser el paso previo a tu primer o próximo tratamiento quirúrgico-estético.

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