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Lifestyle

#FLASHBACKFRIDAY: SISLEY Y SUS CAMPAÑAS QUE ROMPIERON ESQUEMAS

Por Antonia Peñaloza - noviembre 15th, 2024

En una industria tan única como la moda, la creatividad y la innovación son la norma. Sin embargo, algunas marcas a veces llevan su imaginación al límite, cruzando fronteras que pueden incomodar o incluso ofender. Este es el caso de Sisley, la firma del Grupo Benetton, que ha sido centro de varias polémicas gracias a sus campañas publicitarias provocadoras y atrevidas. Fundada en 1968 en París, Sisley comenzó destacándose por su denim y algodón, pero con el tiempo y tras ser adquirida por Benetton, evolucionó hacia una marca de alta moda que, a finales de los años 90, revolucionó el mundo.

El impacto de Sisley en la industria llegó a nuevos niveles gracias al fotógrafo Terry Richardson. Su estilo fotográfico, caracterizado por un alto brillo y contraste que añadían un toque sensual y sugestivo, convirtió a Sisley en tema de conversación para bien o para mal. En 2007, Richardson fue el cerebro detrás de la polémica campaña Fashion Junkie, donde dos modelos aparecen aspirando una prenda blanca con pajillas, simulando una escena de consumo de drogas. Las poses y expresiones faciales de las modelos las mostraban cansadas, como si estuvieran bajo los efectos de sustancias. Esta campaña, de impacto innegable, sacudió la industria y provocó intensas reacciones.

Cortesía Sisley 

Años antes, en 2002, Sisley ya había generado controversia con otra campaña dirigida por Richardson. En esta ocasión, una modelo aparecía de manera sugerente, con la cara empapada de leche mientras ordeñaba una vaca. También en 2007, la campaña Adult mostraba a hombres y mujeres en poses explícitamente sexuales, lo que resultó en la prohibición de algunos anuncios y la necesidad de que la marca ofreciera disculpas. El fotógrafo Richardson, tiempo después, fue “cancelado” en la industria debido a comportamientos inapropiados, sellando un periodo profundamente polémico para Sisley y su arriesgada estrategia de marca. Al final, queda una pregunta para reflexionar: ¿debería la moda carecer de límites éticos en su búsqueda de ventas y estándares de impacto? Sin duda, un tema para pensar.

Cortesía Sisley 

 

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