#FLASHBACKFRIDAY: LAS SUTILEZAS PROVOCATIVAS DE TOM FORD EN YSL
POR CAMILA LAGOS - julio 28th, 2023Yves Saint Laurent lo odiaba o al menos, así lo insinuaban las cartas que le envió durante 1999, cuando el Grupo Gucci (hoy Kering) adquirió YSL. La trayectoria de Tom Ford está repleta de momentos inéditos, controversias y éxitos, muchos éxitos. Un talento sinigual y una visión que transformó todo a su paso. El genio que convirtió al sexo en moda, en un deseo que iba más allá de lo carnal, donde la actitud y las prendas danzaban de formas provocadoras. En Gucci, Saint Laurent o su marca homónima, Ford plasmó su elegancia distintiva y sensual en cada diseño. Prendas inmersas en el terciopelo, las gasas y la seda. También, en la seducción entre el pasado y el presente, aquella que diluía los límites temporales y posicionaba a las firmas en una resonancia brillante del aquí y ahora.
Sin embargo, y a pesar de ser aclamado tanto por la crítica como la sociedad, contó con sus retractores. “En 13 minutos de pasarela destruiste cuarenta años de mi carrera”, le escribió Yves Saint Laurent, quien incluso acusó a Ford de arruinar su reputación. Hechos que se remontan a fines de siglo pasado y comienzos del nuevo milenio. “Él amaba el hecho de que hubiéramos comprado la empresa, que yo estuviera diseñando, y mi trabajo en Gucci…Nuestro negocio iba creciendo, y creciendo y creciendo, y cuando comenzamos a tener grandes críticas y los negocios comenzaron a ser muy exitosos, Yves comenzó a ser hostil”, declaró Ford en 2008, cuando reveló la existencia de las cartas tras el fallecimiento de Yves. Tal vez se haya tratado de celos por parte del francés que vio como su marca se le iba de las manos mientras sólo se hacía cargo de la Alta Costura. En tanto, Ford, que supervisaba 16 colecciones al año, de un poderoso Prêt-à -porter.
Cortesía Saint Laurent
El YSL de Tom Ford fue decididamente más revelador que el del diseñador francés. Las transparencias irrumpieron en los diseños de la maison y con sutilezas provocativas, llevó el sexo a las pasarelas. Claro, con una sobriedad casi soberbia, con drapeados en seda, faldas con flecos y trajes que reinterpretaban el legado de la firma con nuevos materiales y textiles. Sensualidad exuberante, sofisticada y adulta. Revelar sin revelar e incluso, imaginar a la mujer YSL como un dandy repleto de fuerzas, poder y glamour. Reemplazó a Alber Elbaz en el 2000 y cuatro años después, dejó tanto la casa francesa como su par italiano. Esto, tras no llegar a acuerdos con el Grupo Kering, ahora propietario de YSL y Gucci. Un periodo efímero; sin embargo, imperecedero, donde Ford terminó por definir su estilo y traer a la gloria a aquellas casas que sucumbían en el olvido. A pesar de su rotundo éxito y de que algunas de sus mejores colecciones fueron en la maison, su paso por esta suele omitirse debido a su tortuosa relación con Yves Saint Laurent.
Cortesía Saint Laurent
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