#FLASHBACKFRIDAY: EL HEDONISMO DE TOM FORD EN GUCCI
Andrea Cova - agosto 18th, 2023“Cuando Tom Ford asumió el control de Gucci, todo era suave, redondo y en tonos marrones. Cuando dejó la firma, Gucci se volvió audaz, geométrico y predominante en negro”, fue esta frase la que abrió el libro Rizzoli de 2008 en referencia a la estadía del diseñador americano en la maison. Los noventa fueron de los años dorados de la industria, y sobre todo, por la transición de diseños elegantes, que, incluso, llegaban a ser aburridos, a una época que utilizaba el sexo como hilo conductor. O, por lo menos, así fue para Tom Ford, quien, sin pensarlo, presentó una forma diferente de confeccionar moda y logró construir una estética que llegó a cambiar la indumentaria. Ahora el hedonismo y la seducción serían una constante totalmente nueva y única. Se trataba de códigos inexplorados que planteaban un cuestionamiento a lo tradicional.
Tom Ford llegó a Gucci en una época difícil. Eran mediados de los noventa y se encontraban al borde de la quiebra, parecía un colapso inminente. Sin embargo, su llegada fue lo que convirtió a Gucci en Gucci. Tal y como un escritor con ansias de entregar un mensaje diferente al mundo, Ford escribió, en páginas que resaltaban por su calidad artesanal, un nuevo capítulo que sugería una manera innovadora de hacer moda: la sensualidad y el hedonismo serían la esencia principal de la maison, y todo esto sin perder sus bases tradicionales. Gucci podía ser elegante y al mismo tiempo, seductor y no de forma poco sugerente, más bien se trataba de colecciones y campañas explícitas que, incluso, fueron censuradas en algunos países. Ford creó la estética “porno chic” y encontró que el sexo sí vende y era un excelente hilo conductor que conectaba a las personas.
Cortesía Gucci
Cada colección de Gucci bajo la dirección creativa de Tom Ford se caracterizaba por ser audaz e irreverente. Su propuesta fusionaba la opulencia de la artesanía italiana con la innovación americana y la visión de un nuevo mundo. Podía tratarse de una campaña, donde la modelo lucía una depilación en forma de G o fotografías que dejaban poco a la imaginación. O, tal vez, de diseños que utilizaban la lencería y transparencias como recurso principal. Esta nueva apuesta fue arriesgada, ya que la firma era conocida por una elegancia desmedida, que, incluso, llegaba a ser aburrida. Sin embargo, el diseñador logró ganarse la admiración de la prensa especializada, quienes recibieron abiertamente el cambio. En algunos medios se podía leer “el sexo vende y Gucci es sexo”. Se trataba de un erotismo explícito que cautivó a la industria y actualmente es recordada como la época dorada de la marca.
Cortesía Gucci
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