Imagina momentos íntimos, como el encuentro entre Salvatore Ferragamo y la bailarina y antropóloga Katherine Dunham; o a Rudolf Nureyev luciendo zapatos de ballet hechos a medida de Ferragamo en los años 80. Un zapato ajustándose meticulosamente a una mujer afroamericana en la Florencia de mediados del siglo XX; la sexualidad liberada de un ícono radical. Instantáneas en el tiempo, ahora destiladas a su esencia. Libertad expresada a través de un guardarropa.

“He incorporado diferentes épocas históricas en mi trabajo, épocas que siento cercanas a mí y a mi herencia”, comenta Davis. “En Ferragamo, he buscado similitudes; la belleza de esta marca es que hay tantas historias diferentes con las que puedes conectar. Cada zapato tiene un significado. Cada zapato tiene una historia”.

A través del vocabulario visual de Ferragamo, el espíritu balletístico de distintas décadas se une. Los uniformes de práctica inspiran capas de cachemira y algodón que se ajustan como una segunda piel, mientras que la libertad de movimiento se materializa en siluetas voluminosas: abrigos de ópera y vestidos de paracaídas confeccionados en sedas, gamuzas y organza. El guardarropa de Nureyev de los años 80 influye en la sastrería holgada y sobredimensionada y en los trajes técnicos; el glamour de Dunham de mediados del siglo XX se manifiesta a través de bordados de lentejuelas, modernizados con un tratamiento de resina.

Cortesía Ferrgamo

La colección también parece impregnada de la energía caribeña: denim desgastado y stonewashed; formas orgánicas; mocasines de goma. Los acabados raw contrastan con la pureza de la colección; los dobladillos elevados inyectan romance con un toque de fetichismo.

Las expresiones de la marca Ferragamo están discretamente presentes en todas partes: la artesanía del cuero, en el corazón de la casa, aparece a través de formas de Gancini entrelazadas de manera intrincada, mientras que el monograma se expresa en una línea sostenible de denim jacquard stonewashed y bolsas de mano perforadas.

En calzado, los estilos puntiagudos del zapato Eva y una sandalia gráfica se ajustan a la pantorrilla con cintas de seda mate, resonando con la historia de las bailarinas de la colección en un minimalismo moderno. En otros lugares, aparecen mules de jacquard con flecos junto a botines geométricos, una evolución contemporánea de un estilo de archivo de los años 40.

En accesorios, se presenta una silueta de bolso suave que se pliega suavemente sobre sí misma, con su cuero perforado por un Gancini metálico. El icónico Hug bag se suaviza y reconstruye, con un solo asa y un cuero flexible que ahora informa suavemente su estructura, o se adapta a un nuevo clutch. El Foulard toma su forma del drapeado de las bufandas, al igual que un hobo de dos piezas suspendido de una cadena de Gancini de cuero.