FERNANDA URIBE: LA METAMORFOSIS COMO INSPIRACIÓN
- diciembre 15th, 2022México y Cuba como un referente constante y las esculturas como un diario visual. Fernanda Uribe-Horta ha encontrado en la metamorfosis del arte, la vida y la naturaleza una armonía soslayada por la magia de la creación. Arcilla, pintura, dibujos, fotografías, ramas y conchas. Su trabajo fluye como una ola, tal vez, porque la base de todo es magnificencia irrepetible de la Tierra.
por CAMILA LAGOS RIVAS
fotografías gentileza FERNANDA URIBE
¡Drink and draw! Cada tres meses, Fernanda Uribe-Horta abre las puertas de ‘Las Damas’, su estudio en Brooklyn, para una Soirée de bebidas y dibujos. El más reciente, a comienzos de septiembre, con ella guiando la creatividad y los asistentes dejándose infuir por el arte detrás de la ceramista. Papeles, lápices y diversión. No se necesita demasiado para que la magia ocurra y así lo demuestra Uribe, cuyas obras suelen explorar la naturaleza y la identidad de una forma tan contemporánea como abstracta. Cerámicas inspiradas en el corazón y las venas que lo rodean o jarrones con mangos que simulan serpientes. La jungla habita en cada uno de los diseños de la artista formada entre la Nuova Accademia di Belle Arti de Milán y el Instituto Pratt de Nueva York. Sin embargo, sus orígenes están a más de 9.600 kilómetros del Viejo Continente. Nació en Tijuana, México, pasó ocho años en Italia y luego, en 2015, se mudó a Estados Unidos, donde reside en la actualidad, justo en la ciudad que nunca duerme y donde los sueños se hacen realidad. Su barrio, Greenpoint. Una paradoja que, entre el cemento de la 67 West St. Suite, ensambla el espacio de Uribe como un enclave verde, haciendo alusión a su habilidad con la jardinería o a los colores que predominan en sus creaciones.
La pintura fue el primer paso, pero una clase de cerámica la instó a esculpir, encontrando en esta una nueva manera de manifestar su identidad, gustos y pasiones. Abandonó los pinceles y abrazó la arcilla. Bueno, en realidad, los fusionó, adentrándose en “la técnica más antigua de la expresión humana”. Esto, según uno de sus mentores, quien precisamente la guio a través de la “alfarería, hermosas tribus e, incluso, el arte contemporáneo”. Algo que, por supuesto, caló en el corazón de Fernanda. Sus formas favoritas, las precolombinas, las nativoamericanas y todas aquellas que abordan la naturaleza o los animales desde la inocencia y el infantilismo. Figuras básicas, libres de adornos y minimalistas. La mitología arremete con acabados abstractos y la armonía se hace presente entre una explosión de colores y una constante búsqueda espiritual e identitaria. Un trabajo sumamente personal, materializado mediante arcillas animosas y encantadoras que, paralelamente, hacen eco de la personalidad de Uribe: reflexiva, apasionada y siempre con una sonrisa en el rostro.
LA REFLEXIÓN COMO TRAYECTORIA
Sus obras evocan la metamorfosis natural de la Tierra: es pausado, reflexivo y omnipresente. Tanto sus pinturas como sus grabados y cerámicas son elaborados a mano. De hecho, para esculpir no utiliza torno, dándole a cada objeto un acabado único que, lejos de la uniformidad, abraza la singularidad de cada especie. Las conchas y piedras igual forman parte de su búsqueda y representación artística. Inclusive, como ella menciona, los elementos orgánicos le atraen debido a su esperanza de vida o al cambio material que conllevan. Ninguna de sus creaciones es idéntica a otra, incluso al compartir ciertos compendios –más allá de los materiales–, son diferentes. Ya sea por los colores, el tamaño o la simple razón de que, en el fondo, su arte celebra las particularidades de la existencia. Pequeñas copas de porcelana con bordes en oro de 14 quilates y un blanco casi inmaculado. En alguno de sus costados, un rostro sonriente que invita a llenar el shot con mezcal. O, asimismo, la jungla cobrando vida en jarrones de distintas formas. “Mi trabajo es la evolución de recuerdos, reflexiones e interacciones con mi entorno”, comenta la artista, cuya visión le ha valido colaboraciones con: Goop, la firma wellness fundada por Gwyneth Paltrow, y para quien desarrolló unos jarrones largos, de color negro y con dibujos estelares, o, más bien, con las constelaciones en un radiante blanco. También con Showfelds, Tequila Tepozan, Sabah Shoes y el Four Seasons de Nueva York. Para este último creó una serie de platos y fuentes que fueron incluidos en el servicio de habitación del Hotel en Tribeca. Detrás de cada pieza, aproximadamente dos semanas de compromiso, hornos con temperaturas cercanas a los dos mil grados y luego la decoración, con pigmentos de la más alta calidad y traídos desde Deruta, Italia… LEE MÁS EN ISSUE #47 SUSCRÍBETE AQUÍ
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