El desfile de Paris Fashion Week dejó recuerdos memorables, donde el diseño, el arte y la música se unieron bajo aires filantrópicos. De la misma manera, la pasión hiló la nueva temporada de Enfants Riches Déprimés, con una colección emotiva, oscura y centrada en la moda femenina. Con los anteojos y el cuero como protagonistas. Además, con siluetas alargadas que fueron el motor de la pasarela. El diseñador Henri Levi desarrolló una campaña a través del estudio del carácter, indagó en sus personajes ficticios favoritos e ideó un sinfín de supuestos. Uno de ellos, el protegido de Mozart, cuya ropa estaba confeccionada con trozos de tela desgarrados y con cucharas colgando.

La nostalgia no se quedó atrás, por lo que la estética punk también estuvo presente. Botas de aire y moderna sastrería fueron los elementos con los que la disruptiva marca presentó el desfile. Se observó abrigos largos, camisas de satén y chaquetas de piel que combinaban con el cuero, en especial, por los detalles metálicos de los broches que, en su conjunto, completaban los looks. Sin duda, el caos y la belleza se unieron en la misma habitación cuando Levi decidió cortar la chaqueta de cuero y una camiseta que representaba la comunidad joven y rica. Prenda que se lució por su reelaboración y el motivo mensaje de Mao Zedong: “Navegar en el mar depende del timonel”.

Cortesía de Enfants Riches Déprimés

Enfants Riches Déprimés le dio vida a la marca hace una década, siendo el pionero en vender camisetas gráficas a un precio de alta costura. Sus diseños fueron evolucionando con los años, convirtiéndose en la firma con el estilo más disruptivo, pero también con detalles originales y pulcros. “Me gusta la sensación de que alguien trabajó muy duro en algo, pero realmente no tenía las habilidades para hacerlo desde el principio. No obstante, la energía y la emoción para mí se sienten más sustanciales que si la artesanía y el talento estuvieran allí”, comentó el diseñador, cuyo SS23 fue una oda a los deseos más emotivos y oscuros.

Cortesía de Enfants Riches Déprimés