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Opinión

ELSA SCHIAPARELLI BRILLANTE SURREALISMO

Por Manuel Santelices - agosto 28th, 2024

Elsa Schiaparelli nació bajo el signo de la excentricidad y el estilo individual. Para cuando llegó a la cúspide de su carrera en la moda, en la década de los años 30 y 40, nadie -ni Chanel, Dior o Vionnet- podía comparársele, porque lo suyo no era, estrictamente hablando, moda, sino una particular visión artística filtrada por el surrealismo y el dadaísmo, las dos corrientes que dominaban por entonces el mundo del arte. Aunque provenía de una familia aristocrática, su círculo no estaba formado por grandes damas de la sociedad y preciosas diletantes, sino por creadores como Dalí, Picasso, Man Ray o Cocteau, que nutrieron su imaginación y liberaron su energía. Lejos de romper con su clase, Elsa no hizo más que seguir la tradición excéntrica de su familia. Su padre eradirector de la biblioteca del magnífico Palazzo Corsini, en Roma, donde la familia vivía en un amplio departamento. Uno de sus tíos, Ernesto Schiaparelli, fue egiptólogo y descubrió la tumba de la reina Nefertiti. Su abuelo, Celestino, era un genio algo despistado, experto en orientalismo, que hablaba sánscrito fluidamente, fue curador de manuscritos medievales y decano de la Universidad de Roma. Su abuela, María Luisa Madera de Dominichi, descendiente de los Medici, fue una mariposa social cruel y divertida, que disfrutaba las noches de fiesta y chismorreo, y que no se cansaba de criticar a Elsa por fea y poco atractiva. Bice, su hermana, era la buenamoza de la familia, decía María Luisa, pero después de un matrimonio fracasado y una profunda depresión, terminó a la sombra de Elsa, pintando frescos religiosos para pasar el tiempo y superar la tristeza. Su tío fue un famoso astrónomo que hasta tiene un cráter en Marte nombrado en su honor, el cráter Schiaparelli.

Con semejante árbol genealógico, no es raro que Elsa desarrollara una mente original, tan basada en la historia y tradición familiar como en su propia idea de modernidad. Su moda fue brillante y demencial, con glamorosos vestidos pintados con langostas, sombreros en forma de zapatos y blusas de pailletes, creando mágicos trompe l’oeil. Sus joyas y accesorios, por otra parte, fueron siempre únicos en su estilo e inspiración, un tesoro de creatividad que continúa como sello de la marca hasta el día de hoy, cuando la maison ha adquirido renovado interés bajo la dirección creativa del talentosísimo Daniel Roseberry.

Cortesía Schiaparelli

Elsa comenzó a diseñar joyas a comienzos de los años 30, inspirada por su cercano grupo de amigos artistas. Sus primeras piezas fueron decididamente surrealistas: un broche en forma de langosta o teléfono, otro como una boca pintada de rojo con dientes de perlas, o aros que simulaban ojos abiertos. En 1938 presentó ‘El Circo’, una colección de joyería que incluyó payasos, acróbatas, osos y caballos. Su elección de materiales también fue revolucionaria, usando cristales, piedras y cabochons de un modo nunca antes visto. Las formas naturales -conchas, flores y animales- le parecían fascinantes y poblaron a menudo su joyería. Prefería el impacto a la elegancia, el shock por sobre lo puramente estético. Su color más identificable fue -y sigue siendo- el ‘shocking pink’… CONTINUA LEYENDO EN ISSUE #58  

Cortesía Schiaparelli

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