Basta con una mirada a la nueva colección Haute Couture de Elie Saab para sentirse rodeado del olor primaveral y ese calorcito que trae la temporada. El diseñador libanés, pese a que los últimos dos años han traído golpes duros para su maison, ha sabido sobreponerse ante la adversidad y demostrar un positivismo único. No solo la pandemia significó una gran piedra en su camino, la explosión de Beirut destruyó gran parte de su tienda y dejó a muchos empleados sin un lugar de trabajo. Sin embargo, él tiene una mirada a futuro que lo vuelve un pionero.

La entrada de la primavera es triunfal en lo que se refiere a la alta costura de Saab. Llena de siluetas, flores y texturas. “A los clientes les gusta el color, les gusta volver a disfrutar de la vida después de tiempos difíciles”, comentó el modisto. Si los ánimos están bajos, resulta imposible que la combinación de pedrería, lentejuelas, plumas y una banda sonora de cigarras no aporte alegría. Fucsia, violeta, verde, calipso y otros tonos nude fueron la paleta cromática que dio vida a la propuesta. Los vestidos confeccionados en satén fueron una novedad, al igual que las faldas de tafetán infladas con tul. También experimentó con las figuras y los largos: como aquella pieza ceñida al cuerpo, corta, pero con unas enormes mangas largas abullonadas.

Cortesía de Elie Saab

Muchos de los vestidos contaban con faldas largas por detrás y mini por delante, otros daban la impresión de ser completamente confeccionados de flores. La variedad va desde el brillo absoluto de pies a cabeza hasta diseños en un degradé elegante y enérgico. Actualmente, el país de procedencia del modisto se encuentra atravesando una de las peores crisis económicas en décadas. A treinta y dos años del fin de la Guerra Civil en el Líbano, Elie Saab es el gran representante de la moda y pese a su constante actitud positiva, también tiene sus momentos: “¿Optimista? Te digo sinceramente que no lo sé. Porque la situación es demasiado grande”, comentó al respecto.

Cortesía de Elie Saab