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Lifestyle

EL UNIVERSO ONÍRICO DE ANDRÉS REISINGER

Andrea Cova - agosto 14th, 2023

Las redes sociales reconfiguraron el mundo. Lo que hace un tiempo era una actividad cotidiana, como visitar una biblioteca en búsqueda de información, hoy, simplemente, está obsoleto. Con tomar el teléfono podrás encontrar lo que necesitas e, incluso, más. La tecnología irrumpió en todas las industrias y, más aún, con la llegada de la inteligencia artificial. De hecho, algunas firmas de moda han experimentado los beneficios de esta herramienta, construyendo colecciones enteras a través de ella. Sin embargo, no solo es una ventaja de la indumentaria, también se expande al arte. Así fue como Andrés Reisinger llegó a construir un universo que desde lo digital esculpe obras que abrazan su poder y lo expanden a nuevos contextos. Por supuesto, uno que no es convencional, pero, sin duda, mantiene las características que definen qué se considera artístico. El argentino de 33 años, radicado en Barcelona, España, ha construido una carrera única en el arte digital, atrayendo la admiración de los clientes más experimentados y la atención de los principiantes.

Estudió diseño gráfico en la Universidad de Buenos Aires, Argentina, y desde el inicio su idea fue construir su propia realidad. A finales de los años 90, a los ocho años, le regalaron su primer computador, hito que marcaría para siempre su futuro. Sin embargo, tal y como un niño, su pensamiento fue utilizarlo para actividades recreativas. “Por supuesto que quería jugar, pero estaba más interesado en crear mis propios mundos que en seguir las reglas creadas por otras personas”, recuerda Andrés. Dicen que del dicho al hecho solo hay una acción y, en este caso, así fue. El artista estableció una relación cercana y sensible con la tecnología, fue capaz de definir su concepto de arte, plasmarlo en lo digital y fundar su estudio con un enfoque riguroso, distintivo y, por sobre todo, libre. No obstante, y fiela la condición humana de ser multifacético, Reisinger encontró el balance perfecto entre lo que se convertiría en su título más reconocible con la música. Se formó en guitarra clásica e, inconscientemente sin saberlo, esta decisión formaría parte relevante de su formación profesional. La disciplina musical contribuyó a su crecimiento, las constantes horas de estudios y sus ansias por aprender sembraron en él un rigor que hoy rinde frutos a través del arte digital. “Quería romper mis propias limitaciones. Pasé horas mirando el metrónomo”, menciona el artista. Y aunque parezca una acción de un joven aprendiz, en realidad se trataba de una forma para “explorar la parte visual de la composición”. Las obras digitales, al igual que las físicas, cuentan una historia que nace desde la emoción y pensamientos más profundos del creador. En el caso de Reisinger, la idease basó en desarrollar nuevas modalidades que, a su vez, permitieran originar un género inexplorado, donde su interés innato por la creación y la tecnología empezaron a coexistir en el mismo espacio, dando como resultado obras que fluctúan entre lo real y lo virtual. Además, su formación en el ámbito musical logró construir una mecánica teórica sensible al arte. Por ello, sus proyectos son universos que reflejan la libertad que solo lo digital puede entregar.

Cortesía Andrés Reisinger

La fusión entre arte y tecnología

De la mente a la pantalla. Así, de forma simple y concisa nacen las obras de Reisinger. Por supuesto, existe un proceso creativo complejo para el nacimiento de cada una de sus creaciones. Tal y como explica, la inspiración proviene de distintas partes, siendo la naturaleza y sus procesos la mayor fuente, pero también la encuentra en la cotidianidad del día a día y a través de esta construye su concepto artístico. Dentro de sus proyectos más conocidos destaca ‘The Shipping’, una colección de 10 muebles que funciona como “una manifestación de una nueva realidad híbrida”. Él denomina su trabajo como un surrealismo mágico casi “inclasificable”. En 2018, creó lo que años más tarde sería el reflejo de cómo lo virtual tiene un espacio perfecto en el mundo físico. Su obra ‘Hortensia’, una silla que nació en el universo digital para, posteriormente, pasar a ser un objeto real con la colaboración de la diseñadora textil Júlia Esqué. Se compone de 30 mil pétalos en color rosado, que refleja la belleza de lo natural y es, cómo no, un ícono de su carrera, que actualmente está disponible en el catálogo de diseño Moooi. En 2021 presentó ‘The Smell of Pink’, una instalación multisensorial para Miami Art Week, que invitaba a vivir una experiencia única que evocara aromas, siluetas y colores inspirados en la música y la naturaleza. Dos conceptos que han influenciado enormemente la carrera del artista, incluso las obras que componen esta colección son una referencia a los cuatro elementos, puede tratarse del fuego, aire, tierra o agua. Sea cual sea, todas utilizan técnicas de renderizado que, independientemente de ser virtuales, son capaces de provocar sentimientos, emociones o pensamientos. Y es que una delas tantas características del trabajo del diseñador se basa en que sus creaciones sean tan reales que suelen confundir al espectador. Por ejemplo, para su proyecto ‘Arcadia’, “las personas realmente empezaron a confundirse, preguntaban si era real o no”, recuerda Andrés. Así, cualquiera de sus obras abraza un enfoque conceptual que se centra en la creación de nuevos espacios que llegan a ser casi tangibles, pues sus ideas fluyen con facilidad y permiten que entre la duda: ¿Existe en la realidad o solo en Internet? Reisinger aclara: “Nadie preguntará eso, porque todo será real, esto es real para mí. En este momento, esa es mi realidad”. Y sí, disfruta transitar por ese límite: “Me gusta desorientar a la gente”, menciona entre risas.

Su lenguaje visual está tan bien cuidado y diseñado que logra emocionar a cualquiera, sin importar el conocimiento que posea esa persona sobre arte digital, pues sus proyectos causarán así sea una mínima reacción. Al fin y al cabo, esa es su misión, sembrar una duda y emoción en el público. Con esta premisa nace uno de sus últimos trabajos, ‘Take Over’, una serie digital que reinventa la arquitectura de distintas tiendas en ciudades como París, Londres, Tokio o Nueva York. La propuesta consiste en crear una fachada disruptiva de manera virtual, entregándole un carácter emocionante y diferente a ese lugar. Los edificios son envueltos en suaves telas que parecen de tul y otras peludas que construyen un surrealismo mágico y especial. Es como si se tratase de una obra de teatro que fusiona el arte, la moda y la tecnología. Y no sería la primera vez que el diseñador une estos tres conceptos, ya que hace un tiempo colaboró con Dior para presentar obras digitales. Juntos crearon la Galería Gris Dior, inspirado en la fragancia del mismo nombre. Las creaciones son una reinterpretación del artista de la atemporalidad de la maison y su legado en la industria.Todo se trata de un espacio que representa la importancia de la firma a través de la naturaleza y la tecnología.

Cortesía Andrés Reisinger

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