¿ECLÉCTICO O SIN SENTIDO?: LA PROPUESTA DE MARNI FALL 25
Por Andrea Cova - febrero 28th, 2025
Cada temporada, la pregunta es la misma: ¿qué sacará Francesco Risso de su sombrero mágico esta vez? Con su habilidad para convertir cada colección en una experiencia sensorial, el diseñador ha consolidado un lenguaje propio dentro de Marni, uno que amplifica el ADN excéntrico de la firma y lo lleva al límite. Para Fall 2025, la puesta en escena ya anunciaba lo que vendría: una ambientación de cabaret en penumbra, martinis servidos en mesas cubiertas con telas pintadas a mano y una banda sonora en vivo dirigida por Dev Hynes. El arte y la moda se entrelazaban de nuevo, con la colaboración de los artistas nigerianos Olaolu Slawn y Soldier Boyfriend, cuyas obras impregnaron la colección de una energía vibrante.
Pero más allá de esta sofisticada puesta en escena, la colección en sí plantea una pregunta inevitable: ¿se trata de un ejercicio ecléctico o de una acumulación sin sentido? La propuesta de Risso está impregnada de su característico maximalismo, pero esta vez el exceso roza lo desbordante. Crombie coats con volúmenes exagerados, vestidos con pliegues teatrales que se expanden en faldas plisadas y pieles abullonadas que estallan en chaquetas ovoideas crean una silueta que no teme al dramatismo. Los materiales se enfrentan en un torbellino de contrastes: georgette etéreo junto a piel de potro, moleskin contra mohair, satén luminoso moldeado en vestidos de sirena de tonos joya.
Cortesía Marni
Si bien el arte siempre ha sido un motor en la narrativa de Marni bajo la dirección de Risso, en esta colección su presencia se siente invasiva. La riqueza de detalles –desde un lobo negro bordado en lentejuelas que envuelve un traje rojo hasta abrigos cubiertos de aplicaciones florales tridimensionales– crea un efecto casi abrumador. Es una oda a la creatividad, sí, pero también un recordatorio de que el exceso, cuando no está bien calibrado, puede opacar el mensaje.
Marni Fall 2025 es un despliegue de imaginación sin restricciones, una celebración de la expresión artística que desafía la sobriedad y abraza lo lúdico. Sin embargo, en su afán por abarcarlo todo, la colección bordea el caos visual. ¿Un derroche de genialidad o un ejercicio de maximalismo llevado al extremo? La respuesta, como siempre en la era Risso, depende de quién la mire.
Cortesía Marni
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