Las tonalidades beiges invaden la deportividad y la sastrería de la colección Resort 22 de Dior. Un viaje al pasado donde no solo los colores emergen de la inspiración retro de Kim Jones, sino también, los cortes y las siluetas de las piezas creadas por el director artístico quien, desde 2018, ha encontrado la iluminación en los archivos de la maison. Patrones relajados, anchos y deportivos son parte de la oda sesentera presentada por el diseñador británico que rindiendo tributo a Marc Bohan rescata la esencia francesa, pero la redefine según su propio estilo.

Pionero en la refinación de la moda deportiva, Kim plasmó la versatilidad y la comodidad sport en siluetas de sastrería que, a través de pantalones anchos y blazers ceñidos al cuerpo exhibe un juego de proporciones inspirado en los 60. Época definida por Marc Bohan quien, en la dirección artística de la maison contribuyó al asentamiento del estampado Oblique, mismo que ahora es redefinido por la sutileza del británico al mando de Dior Homme. Variaciones ligeras que en forma de corazón presentan las iniciales “CD” en las chaquetas y camisas deportivas de la colección. Una cápsula de inspiración retro que, aunque desborda amor y respeto por el pasado, es eclipsada por la contemporaneidad de las figuras.

“Queríamos jugar un poco con las proporciones y buscar una forma de hacer que la sastrería se sintiera menos formal” comenta Jones quien rediseñando la formalidad presentó trajes de sastre deportivos que, entre aires vintage y dejos modernos recuerdan los 60, gracias a su cálida paleta de colores que incluso presenta estampados animal print que rompen con lo esperado. Piezas elegantes y casuales que son unificadas por cortes simples, donde la funcionalidad y la sofisticación son un recordatorio del savoir-faire de una maison que mirando al pasado, nos recuerda el optimismo esperanzador de un mundo emergente.

Cortesía de Dior Homme