DETRÁS DE: SUZANNE KOLLER, ESTILISTA Y DIRECTORA DE MODA
POR CAMILA LAGOS - febrero 3rd, 2022
Siempre con anteojos extragrandes y de tono ámbar, con una coleta y un increíble etilo minimalista que contrasta con el maximalismo de sus lentes. Obsesionada con la simpleza, apasionada por la moda y curiosa como nadie. Así es Suzanne Koller. La estilista, fotógrafa, editora y directora de moda que ha hecho del arte su vida. Una suiza nacida en la capital austriaca, de melena rubia y un bajo perfil que oculta un curriculum de más de 30 años. Primero, estudió diseño gráfico en Ginebra, aspirando a trabajar en publicidad. En 1992 se graduó y se fue a París a realizar una pasantía en revistas como Elle y French Glamour. Fue ahí mismo, en la ciudad del amor, donde conoció a Ezra Petronio, su socio desde 1993. Con él cofundó la agencia Petronio Associates, impulsado su carrera y llevándola a la cima de la industria.
Desde el anonimato, desde el backstage. Alejada de los flashes y las pasarelas. Así se ha forjado la carrera de Koller, quien no por eso es una desconocida en la industria. Por el contrario. Su nombre es sinónimo de un minimalismo elegante y creativo que trasciende las editoriales; luces, maquillaje, fondos, prendas, etcétera. Cada imagen es un mundo en sí misma y bien lo sabe Suzanne, quien encontró en estas su vocación: el estilismo. Pero debemos volver a los 90, cuando todo comenzó. Con Petronio Associates – previamente Work in Progress – trabajó en proyectos y dirección de arte para Prada, Chloé, Yves Saint Laurent y Chanel. Tras estos llegó el lanzamiento de Self Service, nuevamente, en conjunto con Ezra Petronio. Un proyecto bianual en el que asumió como directora de moda. Su visión fue simple: acortar la brecha entre el talento en ascenso y las barreras impuestas por una cultura conservadora.
Cortesía de Getty Images
Y rompiendo con el conservadurismo parisino, mostró, en los primeros números de Self Service a Frédéric Sanchez y Nicolas Ghesquière. Una agudeza creativa que solo la libertad y el talento le pudo permitir. Estuvo 20 años a cargo de la dirección creativa y de moda de la revista; creando y publicando de forma independiente. Con existo, claro. No obstante, incluso las mentes más inquietas necesitan de ciertas restricciones, nuevos aires o quizás, otros puntos de vista. Así fue como en 2014 llegó a la dirección de moda de Vogue Francia. Con Emanuelle Alt al frente y un inconfundible grupo creativo: Capucine Safyurtlu, Geraldine Saglio y Anastasia Barbieri. Se mantuvo ahí hasta finales de 2016 y desde febrero de 2017 asumió el mismo puesto, pero en M le Magazine du Monde donde permanece hasta hoy en día.
Cortesía de Suzanne Koller
“No creo que puedas crear imágenes de moda sin un cierto compromiso o filosofía; para mí, esta es una declaración contemporánea y un enfoque progresista. La moda está dominada principalmente por los hombres. Creo firmemente que una mujer puede expresar mucho mejor lo que otras mujeres quieren ver, comprar o usar: tienen una visión verdaderamente femenina. Mis musas son mujeres seguras de sí mismas y con carácter”, es parte de lo que comenta Koller, quien ha colaborado con fotógrafos como Paolo Roversi , Glen Luchford , Collier Schorr o David Sims. Además, de la firma APC, para quienes ha creado dos cápsulas de prét-a-porter. Una en 2019 y la más reciente lanzada en septiembre de 2021. Esta, como una oda a la simplicidad explora los “clásicos obvios”, con mucho beige y básicos imprescindibles; una gabardina o unos zapatos planos listos para recorrer el entorno campestre que rodea la entrega.
Por cierto, una campaña fotografiada por Tess Petronio, la hija de Suzanne, quien tal como su madre, ve en la fotografía una poderosa forma de expresión. Y en cuanto a esto, el trabajo de Koller se resume en Red Lips, Attitudes and Other Obsessions (2016). Un libro recopilatorio que combina 15 años de creación en las imágenes favoritas de la estilista y directora de moda. Fotos atemporales, ordenadas de forma no cronológica con el fin crear una historia individual, que cada imagen contará su propia historia. “Elegir las imágenes instintivamente me hizo darme cuenta de las iteraciones y obsesiones en mi trabajo y ver cómo evolucionó a lo largo de los años”, expresa la artista, agregando que: “Para mí, el libro es una colección de retratos, me encanta lo que expresan: confianza en uno mismo y personalidad con cierta fragilidad”.
Cortesía de Suzanne Koller
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