Una poesía al cuero como material principal y un recordatorio de como el minimalismo, también es complejo. Así, es la nueva narrativa de Bottega Veneta, que con la llegada de Matthieu Blazy, volvió a reconectar con sus raíces, donde el tratamiento del cuero y el tejido son parte fundamental de su propio ADN. Incluso, para su debut en la firma, el diseñador optó por presentar lo que a primera vista parecía denim, pero en realidad era cuero.  Y a lo largo de su estadía en la maison, ha honrado su legado. ¿La razón? Todos los diseños son de piel y  desde el inicio su intención fue posicionarse como el maestro del tejido y de las siluetas complejas. La campaña FW23 continúa con esta historia y enaltece la belleza de lo simple, pues en ella se esconden pequeños detalles que hacen la diferencia.

Esta entrega encarna la idea del poder de la simplicidad, porque la campaña retrata la vida cotidiana. Sin ningún tipo de pretensión ni ornamento, solo se trata de presentarla tal y como es. No hay grandes locaciones, ni mucho menos estudios fotográficos, las modelos posan en lugares que no son identificables, puede ser una calle en Italia o España. Incluso, estos espacios pasan a ser los protagonistas, construyen una narrativa que encuentra belleza en lo cotidiano y crean una relación que vincula al lugar, la ropa y el ser humano. Es un conjunto de elementos que honra la complejidad arquitectónica y al mismo tiempo su sencillez. Blazy presenta esta propuesta como una reflexión de cómo el hombre y la mujer se desenvuelven en su contexto.

Cortesía Bottega Veneta