CON ISSUE: DESCUBRE LO MÁS DESTACADO DE LONDON FASHION WEEK 2022
POR CAMILA LAGOS - septiembre 21st, 2022
Del neo-punk romántico de Simone Rocha al surrealismo oversize de JW Anderson. Incluso, de los bordados florales de Erdem a la experimentación corporal de Christopher Kane o el moodboard ochentero con el que Daniel W. Fletcher abrió London Fashion Week (LFW). También, claro, la suspensión de Burberry y el homenaje de Jonathan Anderson a –la siempre eterna– Isabel II. El evento se vio alterado por el fallecimiento de quien fue monarca por más de 70 años. Ante esto, firmas como Burberry decidieron, en un principio, excluirse de la Semana de la Moda y más tarde, reagendar el show. Y lo mismo sucedió con las marcas que se presentarían el 19 de septiembre, el día del funeral de la reina; pasarelas que fueron suspendidas como una muestra de respeto prolongada indistintamente. Y así, a pesar del luto de Reino Unido, la moda celebró una nueva edición de Primavera-Verano 2023 y desde ISSUE te invitamos a descubrir lo más destacado.
DANIEL W. FLETCHER
Con un minuto de silencio dedicado a Isabel II, Daniel W. Fletcher abrió la Semana de la Moda de Londres. El primer look, un conjunto hecho de lana británica, completamente negro y como una especie de homenaje a la herencia artesanal de Inglaterra. Los cuadros Príncipe de Gales irrumpieron en una pasarela intrínsicamente sombría, que, enmarcada en el periodo que está transitando Reino Unido, cobra sentido entre el “punk de King’s Road, los personajes nocturnos del Soho y los sastres de Saville Row”. Esto, según el diseñador que se apoderó del hotel Londoner, en el corazón de la ciudad. Ahí mismo, la dualidad se manifestó poco a poco mediante trajes grises, blancos y de piel sintética, faldas escocesas campestres y chaquetas rojas recortadas. El punk y la sastrería. Un todo en uno sustentable, unisex y que, por cierto, en realidad está inspirado en el padre de Fletcher. O, más bien, en todas las personas que hicieron de Londres lo qué es en la actualidad.
Cortesía de Daniel W. Fletcher
MOLLY GODDGARD
Colores, torpeza y desorden. Para Molly Goddgard, el Spring-Summer 2023 lleva un ritmo más lento. Quizás, una metáfora sobre cómo vivir la vida o tal vez, un capricho donde la moda se llena de contraste. Vestidos de tul expansivo, transparencias en gazas y un sinfín de siluetas suntuosas, pero sencillas. Una pasarela orgánica y espontánea y una combinación de estampados contrastados, al igual que las texturas y las tonalidades. Estas, por su parte, llamativas y vivas; naranjas junto a rosas, lilas y turquesas, amarillos pastel y celestes, verdes y rojos. Incluso, intensos tonos flúor en oposición a los suaves pasteles y así. Una explosión colorida que de vuelve la alegría a la primavera. También, una búsqueda, en la cual, el caos se transforma en orden. Todo perfectamente equilibrado, entre algodones, volantes y distintos tipos de telas deliberadamente inconexas, con dejos románticos y de una leve sastrería tan típica de Inglaterra. El invierno, esta vez, es multicolor.
Cortesía de Molly Goddgard
CHRISTOPHER KANE
Una lección de anatomía explícita y la sensualidad del bondage. El SS23 de Christopher Kane –por cierto, su regreso a LFW– fue un trabajo clínico, donde el satén se unió casi quirúrgicamente con el vinilo y el encaje. Las faldas midi de tiro alto incluso se impulsaban como piezas lenceras en conjunto con tops del mismo tipo y uniones inspiradas en el bondage. Claro, estas últimas en vinilos transparentes que mientras delimitaban los músculos, se ensamblaban como alzadores, uniendo los tops con los bottoms. Cinturones cruzados y también, paneles geométricos que el diseñador catalogó como “cortados con bisturí”. Un guiño a la anatomía presente en la colección que, por lo demás, llevó piezas que delataban la verdadera estructura del cuerpo humano. Paralelamente, las flores fueran otra de las protagonistas de la pasarela de Kane, aunque estas como una representación del amor y la muerte y por qué no, de la naturaleza adentrándose en terrenos científicos. En cuanto a los colores, estos abrazaron la sutileza brillante y perlada del satín. A la vez, con una paleta suave y pastel que, de tanto en tanto, sorprendía con algún naranja o morado llamativo en contraste con la supremacía del negro, el dorado, el celeste y rosa bebé.
Cortesía de Christopher Kane
JW ANDERSON
“¿Estamos cayendo en nuestras pantallas, convirtiéndonos en nuestros teléfonos? Creo que es realmente como un universo alternativo, y hay capas y capas y capas en él. Creo que es probablemente sobre el realismo. No creo que se trate de futurismo. Se trata más de un reflejo de nosotros mismos de alguna manera”, comentó Jonathan Anderson al respecto de su reciente colección de SS23. Sábado en la noche, en medio del Soho y en el lugar más concurrido de Londres. Ahí, sumergido en una sala de video juegos el diseñador presentó un nuevo episodio para el surrealismo. Vestidos lenceros con pequeños detalles de encajes, teclas de computador sobre algunas piezas –también lenceras– y burbujas metálicas que abarcaban toda la escena. Ahí, donde las personas van a jugar con la emoción aleatoria de la fortuna, el arte, la moda y el tiempo se encontraron en una muestra transitoria y exploratoria. Simbólicamente, un mundo al revés en el cual las playas se apoderaron de botas hasta el punto de que el tronco de las palmeras, sobresalía en forma de tacón. Un juego metal y artístico del que solo Anderson puede hacer gracia: “Imágenes digitales de archivo que encuentras en Internet y puedes comprar por un dólar”, y que luego aparecen en una de las presentaciones más esperadas de cada temporada. ¿A dónde nos llevará el británico? Siempre es un misterio y una sorpresa que, esta vez, nos invita a disfrutar de un mundo al revés.
Cortesía de JW Anderson
SIMONE ROCHA
Neo-punk romántico, siluetas victorianas y un montón de tul… tul, tul y más tul. “Esta colección fue en gran medida una reacción a los últimos años. Fue en gran medida aprovechar una emoción que se sintió como este tipo de declaración poderosa y femenina”. Ese fue el veredicto de Simone Rocha, quien presentó su SS23 en Old Bailey, la sede penal de Gran Bretaña. Un hito londinense que está personificado la aquella emblemática estatua de la justicia; una mujer sosteniendo las escamas y con los ojos vendados. Paritaria, equitativa y siempre justa. Tal como Rocha, cuyos diseños hacen eco de un pasado rimbombante, donde la mujer se ensalza en un romanticismo revelador y disruptivo. Bomber jackets, vestidos con mangas abullonadas y otras en forma de globo, piezas ceñidas como un corsé y las clásicas caídas fluidas y eternas. Todo, en una paleta suave y pastel, donde destacan el blanco, el rosa y el negro; este, como la epitome del punk. A la vez, unos arneses de apoderan de los looks demostrando su capacidad de adaptarlos al cuerpo según conveniencia, ya sea para un acabado ceñido o uno oversize. Claro, un oversize distintivo y que, dentro de su holgadez, permite distinguir la figura. Una colección que evoca el siglo pasado desde una contemporaneidad tenue y contestataria. Incluso, con los bolso: una perla de tamaños desproporcionales, pero de una elegancia innata.
Cortesía de Simone Rocha
ERDEM
Finalmente, Erdem, quien con sus últimos tres diseños rindió tributo a Isabel II, justo en vísperas de su funeral. Diseños en negro, por supuesto, pero también, con unos velos del tul que caían sutilmente por el rostro de las modelos. Vestidos de gala, abombonados en la parte inferior y con bordados metódicos. Los dos primeros, sumamente similares, quizás, debido a la premura del fallecimiento de la reina y el tercero, un contraste de los otros. En general, el tul fue el gran protagonista de la colección, donde la primavera se expandió como mejor lo sabe hacer: con flores. Estampadas o bordadas, las flores se mimetizaron en las telas como en una oda, con la delicadeza de los contrastes y las maravillas del color. Y si bien las tonalidades estivales abundaron, lo hicieron de una manera sobria y sofisticada, encontrando la elegancia en cada detalle y estructura romántica. “Fue esta idea de, si estudias un objeto o te vistes tan de cerca, durante tanto tiempo, ¿comienzas a convertirte en esa cosa?”, se preguntó Erdem Moralioglu, cuya entrega comenzó, precisamente, en el Museo Británico. Entre restauraciones y la unión lenta y minuciosa de la moda, la estética y la historia. Características que se soslayan en la actual colección: un homenaje a un siglo y tal vez, el comienzo de una nueva era.
Cortesía de Erdem
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