En un jardín que parecía sacado de Alicia en el País de las Maravillas en Liberty Place, Carolina Herrera trajo de vuelta el glamour de los años 80 con un desfile que paralizó la Semana de la Moda de Nueva York. Desde el momento en que las primeras modelos pisaron la pasarela, con lunares gigantes y vestidos que parecían flotar, el espectáculo prometía ser un viaje inolvidable al pasado. Sin embargo, con un giro moderno que solo Herrera podría lograr, recordándonos por qué la diseñadora venezolana es un ícono indiscutible de la moda mundial.

Bajo la dirección creativa de Wes Gordon, la colección Primavera-Verano 2025 de Herrera no escatimó en dramatismo ni en detalles. Vestidos llenos de volumen, con faldas amplias y mangas abullonadas, dominaron el escenario, como si de una oda a la opulencia se tratara. Los colores vibrantes, como rojo intenso, verde esmeralda y amarillos radiantes, contrastaban con los clásicos blanco y negro, una combinación que llevó el ADN de la marca al máximo esplendor. ¿Lo mejor? Cada prenda parecía contar una historia de romance y nostalgia, pero sin perder esa chispa moderna que hace que Herrera siga marcando tendencia.

Cortesía Carolina Herrera 

La pasarela, además, estuvo repleta de rostros que nos aseguran profesionalismo. Irina Shayk y Carol Trentini fueron las encargadas de cerrar el desfile, llevándose todas las miradas con vestidos que fusionaban lo mejor del estilo clásico con la sofisticación actual. Shayk, con su innegable presencia, dio vida a una creación repleta de lunares y volantes, mientras Trentini deslumbraba con un vestido floral lleno de movimiento. En cuanto al maquillaje y peinado, la casa apostó por una estética minimalista: rostros frescos, pieles luminosas y un delineado suave, complementando a la perfección el drama de las prendas.

Las flores, un símbolo recurrente en la firma Herrera, no solo adornaron los vestidos, sino que también fueron protagonistas de los estampados que jugaban con diferentes tamaños y colores. Desde patrones florales que cubrían las prendas de pies a cabeza hasta lunares oversize que creaban un contraste visual. En resumen, Carolina Herrera volvió a demostrar que su estilo es intemporal y que, después de décadas en el mundo de la moda, sigue siendo la reina de la elegancia.

Cortesía Carolina Herrera