Bethany Williams nació en la isla de Man (situada en el mar de Irlanda), conocida por su accidentada costa, sus castillos medievales, paisaje rural y potente herencia celta y vikinga. Creció viendo a su madre realizando patrones y trabajando en una organización benéfica, para pronto comenzar su camino como voluntaria y activista. Estudió Licenciatura en Práctica Crítica de las Bellas Artes, en la Universidad de Brighton, y un Máster en Moda Masculina, en el London College of Fashion. Al terminar, se enfrentó a una gran encrucijada: no le gustaba el mundo de la moda. Le impactaban los residuos que se generaban y los presupuestos que se manejaban, mientras, al mismo tiempo, conocía la realidad de un refugio para personas sin hogar y un comedor de beneficencia en Brighton, donde cooperaba. Quería conectar esos dos mundos. De esta manera, lanzó su etiqueta en 2017 con la misión de lograr un cambio social y medioambiental positivo, a través de una estructura empresarial innovadora, comprometida y reflexiva.

Los reconocimientos no tardaron en llegar. Solo el 2019 recibió los premios Reina Isabel II y el de Diseñadora Emergente de Moda Masculina del Año, otorgado por The Fashion Awards, y fue, además, finalista de los premios International Woolmark y LVMH. También cuenta con el apoyo del programa NEWGEN, del British Fashion Council (que le brinda subvenciones para exhibiciones y asesoramiento de negocios), y fue incluida en los Business of Fashion 500 en 2020. El mismo año estuvo becada por The Arts Foundation en el área de innovación social en el diseño de materiales, que la motivó a formar la Emergency Designer Network, que movilizó a un equipo de voluntarios que confeccionó 12.000 batas y 100.000 mascarillas, entre otros accesorios destinados al personal de salud de primera línea. Al año siguiente, ganó el British Fashion Council/Vogue Fashion Fund por la forma en que integra técnicas de diseño, artesanía y filantropía. British Vogue le dedicó un reportaje y ella donó su premio de 200.000 libras (más de 197 millones de pesos) a distintas causas. Su amplio portafolio contempla instalaciones, obras de arte y proyectos con Adidas, Somerset House, Tate Britain, Tate Liverpool, Museo Salvatore Ferragamo, el Museo Victoria & Albert y el Museo del Diseño de Londres.

Fotografías gentileza Bethany Williams

Foco de Atención

Además de efectuar consultorías y encargos, Williams también imparte clases en las principales instituciones artísticas de su país, transmitiendo sus habilidades, conocimientos y pensamientos. Y, una vez al mes, ofrece tutorías en su estudio, dando consejos a jóvenes sobre la cadena de suministro, sostenibilidad y textiles. “Entregamos nuestra información libremente, porque creemos que las nuevas generaciones están heredando todos nuestros problemas y queremos ayudarles a impulsar nuestra industria”, comenta. Por otra parte, en sus desfiles han participado miembros de TIH Models, una agencia de modelos que apoya a jóvenes sin hogar del Reino Unido. Con un sólido compromiso ético y sostenible, su metodología consiste en identificar un problema que quiere comunicar y luego desarrolla una colección en conjunto con una agrupación que esté haciendo un buen trabajo para resolverlo. Así, la colección se activa como foco de atención, un medio para contar historias de voces desoídas. El 20% de los fondos obtenidos de las ventas se dona a la institución colaboradora.

La diseñadora recalca que sus propuestas se dirigen a un público muy distinto al de las iniciativas sociales con las que se vincula: “La moda es como una fuerza global. Eres capaz de proyectar ideas, de cambiar la percepción. Es una forma de comunicar mi sistema de creencias a través de las prendas”. De hecho, su indumentaria está disponible a través de distribuidores de culto, como Dune, en Tokio; Odd92, en Nueva York, y Galerías Lafayette, en París… CONTINÚA LEYENDO EN ISSUE #50 SUSCRÍBETE AQUÍ

Fotografías gentileza Bethany Williams