BALENCIAGA RESORT 24: LA OBSERVACIÓN IRÓNICA COMO INSPIRACIÓN
POR CAMILA LAGOS - mayo 31st, 202310 Avenue George V de París, Balenciaga y un timelapse que, en cinco minutos y cuatro segundos, muestra cómo la ironía viste a las personas. Adolescentes en denim, motociclistas que elevan la estética biker, señoras de la alta sociedad, paseadores de perros o un séquito de mujeres y hombres con polerones con capuchas, abrigos oversize, siluetas semiestructuradas y un calzado ecléctico. Por supuesto, siempre en negro, el color favorito de Demna. Desde que el diseñador fundó Vetements junto a su hermano Guram Gvasalia, empleó la ironía como hilo conductor de sus colecciones, una idea que extendió hasta la maison española y que hoy lleva a la observación, a cómo se vería el mundo si todas y todos llevasen Balenciaga.
Entrando, saliendo o simplemente paseando por las afueras del buque insigne de la firma. En un mundo corroído por las apariencias, todas y todos llevan Balenciaga; incluso cuando la lluvia cae sobre París y encontrar refugio se torna una odisea. Ya sea en taxi, bicicleta, moto o a pie, todos los caminos llevan a la 10 Avenue George V, donde los vestidos largos y drapeados cobran vida en torno al glamour y donde los abrigos extragrandes juegan con el absurdo. Ahí, son los ventanales del segundo piso los encargados de enmarcar los looks de la colección denominada ‘Capital B’. Un regreso a Francia, en el cual, las vistas a Place Vendôme y el Arco del Triunfo iluminan el nuevo capítulo de la maison. El miedo a estropear el Couture se hace latente, pero también, las ansias de empezar de nuevo y lucir esas siluetas tan reconocibles.
Cortesía Balenciaga
Trajes extragrandes, abrigos con cortes trapezoidales, gabardinas abullonadas y una serie de siluetas envolventes que, como buen Resort, abarcan desde la ropa de mujer hasta la de hombre. La sastrería formal, el denim o la piel -sintética-, los pantalones de chándal y una que otra pieza de ‘Garde-Robe’, esos lanzamientos anuales y exclusivos que ensalzan el legado de Balenciaga. En este caso, un vestido extralargo, de caída fluida, con bordados y flecos plateados; mismo que cerró la producción audiovisual de la casa. Sin embargo, tras él se abrieron las puertas de la boutique y los detalles de cada look se desplegaron para ser observados. Desde la ironía y el absurdo; desde la reapropiación y la sublimación de lo cotidiano. Faldas cruzadas de “toalla”, cuya textura es indistinguible de una toalla real o bolsos, como el 24/7, que se transforman en un mercado de cuerdas adornado con pedrería. Incluso el calzado “Roeomules” de puntas cuadradas hiperlargas y vueltas hacia arriba, casi como una nueva introducción o una caricatura sobre la arrogancia. Finalmente, el ADN de Demna es eso: una exquisita combinación entre el pop, la ironía y la arrogancia de convertir lo popular, en una pieza Couture.
Cortesía Balenciaga
Share